Threshold es un film rodado con iPhones durante un viaje en carretera de 12 días y con tan solo 3 personas como equipo, y con una buena parte de improvisación por parte de los dos actores protagonistas, así que no cabe esperar que visualmente sea nada del otro mundo, pero al menos esperaba una historia un poco más interesante.
Todo empieza cuando Leo va en busca de su problemática hermana a la que hace tiempo que no ve, y lo primero que piensa cuando la encuentra es que sigue enganchada a las drogas, pero esta le explica que está limpia, y que tiene una maldición encima después de participar en un rito junto a otro hombre con el que ahora se siente ligada. Aunque no acaba de creérsela, Leo decide emprender un vieja con ella en busca de ese hombre.
Y lo que encontramos a continuación es lo que podríamos calificar como relleno, conversaciones entre los dos hermanos recordando viejos tiempos, moteles de carretera, karaoke, Ouija, y hasta un susto bastante burdo de por medio. Pero Threshold se olvida bastante del terror salvo en alguna contada ocasión que a la hermana le pasa alguna cosa extraña.
Lo único que mantiene el interés es saber a donde nos lleva todo esto, si la maldición es cierta y si hay una secta de por medio. Pero todo acaba en un precipitado final un tanto ridículo que no llega a compensar la espera. Threshold parece que se siente más cómodo profundizando en la relación entre los dos hermanos que en ser un film de terror, suerte que dura poco y no se hace muy larga.