La noruega Thelma es posiblemente una de mis películas favoritas de este año, y ya no hablo solo de Sitges, sino en general. Se trata de un film con una gran cantidad de lecturas y rodado de una manera sobria y elegante sobre la represión y la aceptación de uno mismo con una joven protagonista a la que vimos en La Ola y que aquí se consagra con una actriz a la que esperamos encontrarnos en futuros proyectos.
Dirigida por Joachim Trier, nos presenta a una joven aparentemente normal pero que ha sido criada en una fuerte disciplina religiosa. Cuando Thelma viaja para estudiar a la universidad entablará amistad con otra joven que despertará sentimientos encontrados en ella de amor a la vez que empieza a experimentar extraños sucesos que no puede controlar.
Trier nos mezcla en el film elementos de ciencia ficción con elementos cotidianos, la fuerte creencia moral hace que Thelma no acabe de aceptar sus sentimientos, llevando al extremo de reprimir lo que siente, lo cual le acarreará consecuencias. Thelma es una película que hubiera firmado el mismísimo Cronenberg en sus mejores tiempos donde exploraba la aceptación de ser diferente de una manera natural.
Muchos han comparado Thelma con Carrie, pero creo que quizás tenga más puntos en común con Crudo, película que vimos el año pasado y que precisamente relataba como una joven descubría su pasión por la carne. Thelma es mucho más sofisticada y elegante, y juega con varios factores, entre ellos la aceptación de su homosexualidad y su amor por otra mujer, a la vez que hay algo dentro de ella que no funciona y que no sabe que es, pero que está causando estragos en su vida normal y que la película te va mostrando en pequeñas pinceladas sin querer ser muy evidente, lo cual hace que prácticamente vayamos de la mano de su protagonista descubriendo lo que le sucede.