Ante tal muestra de arte y talento visual no queda otra que quitarse el sombrero. Loving Vincent ha contado con más de 100 artistas que ha pintado a mano cada uno de sus fotogramas y visualmente es una experiencia impresionante seas o no seguidor de las obra de Van Gogh. Hay representados muchos de los cuadros de artista a partir de los cuales se desarrollan escenas y no os perdáis los títulos de crédito finales con más explicaciones e imágenes de los protagonistas.
La película casi parece un documental, y nos sitúa un año después de la muerte del pintor, que se disparó con una pistola en el estomago muriendo a causa de ello días después. Con motivo de entregar una carta, el hijo de un viejo amigo de Van Gogh empieza a investigar las misteriosas causas de su muerte, lo que da pie a que a través de varias entrevistas con diversos personajes más o menos importantes en su vida, conozcamos de primera mano como era el pintor y como llego a convertirse en lo que conocemos hoy día.
Y por si la animación y la historia no fueran suficiente, añadimos la magistral banda sonora de Clint Mansell y ya tenemos una película redonda, que no creo que vaya a tener mucha competencia para llevarse el premio a mejor película de animación este año, por mucho que disfrutara mucho de Night is Short, Walk on Girl.