El nuevo film de Brian Taylor, aunque ahora no esté con su habitual colaborador Mark Neveldine, sigue conservando buena parte de las características de su cine, es decir, mucha mala leche y lo políticamente incorrecto. De pelis de infectados hemos visto de todo tipo, pero aquí se nos presenta la novedad de que estos tan solo quieren matar a sus propios hijos.
Con una premisa tan sugerente, Taylor, que también firma el guión, construye un film sin complejos relatando el odio que pueden sentir los padres por unos hijos, sobre todo adolescentes, con los que no pueden lidiar a menudo, estableciendo un macabro juego de padres furiosos por matar a sus hijos. Nos centramos en una familia aparentemente normal, con los típicos problemas cotidianos, con un matrimonio acomplejado por la edad y el paso del tiempo. Una hija adolescente a la que sus padres no entienden, como viene siendo habitual, y un hijo más pequeño.
Cuando de padre elijes a Nicolas Cage y le das vía libre para hacer una actuación de desfase, te encuentras con un actor desatado y poniendo sus mejores caretos para aumentar más si cabe la cantidad de gifs en que es protagonista.
Pero Mom and Dad sobretodo tiene la gran capacidad de ir sorprendiendo al espectador incluso cuando parece que se va a convertir en un survival más, con giros y escenas potentes que hacen que la diversión no desfallezca en ningún momento. Es sin duda una de las mas divertidas de este año.