Amulet es un claro ejemplo de una idea resultona que se pierde en un desarrollo austero y lento, y que no explota hasta su tramo final, con lo que pone a prueba la paciencia del espectador gestando un drama y una situación que desde luego logrará exasperar a más de uno y de dos.
El film se centra en Tomaz, un ex-soldado que ahora sobrevive en las calles como inmigrante, hasta que un día se encuentra con una monja que le ofrece un lugar donde quedarse a vivir gratis a condición de que ayude a Magda, una mujer que cuida a su madre invalida y moribunda, y se ocupe de la casa que está prácticamente en ruinas. Pero hay algo raro en esa casa, y sobre todo en la madre, que inquieta a Tomaz y que le llevará a tomar cartas en el asunto.
Amulet se ayuda de flashbacks que nos cuentan el pasado del protagonista y que ayudan a darle algo de chicha a la pobre trama central, pero no llega a ser suficiente para engancharnos del todo, hay buenas intenciones pero todo da la sensación de estar estirado con la excusa de llegar hasta el final, que es de verdad lo que merece la pena.
El debut de la actriz Romola Garai, que también firma el guion, es más melodramático que de terror y con una reivindicativa carga femenina, en un film donde los pecados del pasado son una losa para el presente, un tormento que nunca desaparece y que se acaban convirtiendo en una pesadilla de la que ya no se puede escapar.