Más Allá de Sitges 2024 XXV: Daniela Forever
Vuelve Vigalondo al largometraje tras Colossal en 2016, y lo hace con una historia romántica bastante personal que habla sobre la pérdida y que transcurre entre la realidad y el mundo de los sueños, y que incluso en su tramo final llega a mezclarlo todo sin que quede muy claro que es sueño y que es real.
Nicolás ha perdido recientemente en un accidente a su novia Daniella, y no supera su pérdida. Hasta que una amiga le recomienda probar un fármaco experimental que le permite controlar sus sueños y así poder superar su dolor. Pero lejos de hacer caso a la terapia y seguir sus instrucciones, Nicolás empieza a soñar con Daniela y con su tiempo juntos.
Daniela Forever distingue visualmente el mundo real y el de los sueños con dos tonos muy contrastados. La realidad está rodada de forma oscura y sobria con formato 4:3, en cambio, el mundo de los sueños está lleno de color y en panorámico. El director elige una gran banda sonora de indie patrio con Hidrogenesse al frente que le otorga un punto más de personalidad.
Vigalondo pretende emular un poco Olvidate de Mi, la genial película de Michel Gondry, pero no tiene la gracia de este ni la de Kaufman, y el film se va perdiendo en su propia premisa y en sus giros que no llevan a ninguna parte sobre la relación entre los dos, para ofrecernos un tramo final caótico que nos deja bastante despistados.
