El nuevo trabajo de Galder Gaztelu-Urrutia nos propone una premisa de lo más potente, una pandemia mortal que tan solo afecta a la gente más rica con todo lo que ello comporta. A través del personaje de Mary Elizabeth Winstead, una ambiciosa ejecutiva sin escrúpulos de una empresa de streaming, vemos como se empieza a desarrollar esta extraña enfermedad y como los ricos empiezan a regalar, quemar y destruir sus posesiones para librarse.
Tiene una primera parte donde pone sobre la mesa ideas muy buenas y donde se carga literalmente todo el sistema capitalista mundial en cuestión de días. Quizás el recurso de los dientes brillantes sea un recurso un tanto fácil pero nos sirve como excusa para reconocer rápidamente a los infectados. Pero el film llega a cierto punto donde deja de lado la visión más global de la pandemia para llevarnos por campos de refugiados, que sirve como excelente crítica y reflexión sobre un problema muy actual pero que pega un bajón de ritmo considerable en la película.
Mary Elizabeth Winstead está soberbia en su papel de ejecutiva y madre que se preocupa por su hija. El director apuesta por un film muy ambicioso en el que entiendo perfectamente lo que nos quiere contar en su segundo tramo, pero también hay que reconocer que se hace un poco bola hasta llegar al final. A pesar de todo, me parece un film notable que pone sobre la pantalla muchos de los problemas sociales actuales más relevantes.