Pues como ya he dicho en alguna crítica anterior de Sitges de este año, me he tragado todas las películas sin diálogos que había, creo, vaya. Así que vamos a por la última, el film de animación colombiano La Otra Forma de Diego Guzmán, que efectivamente, se trata de un film en el que los diálogos brillan por su ausencia.
El film nos lleva hasta un futuro en que la humanidad está obsesionada con las lineas rectas y rectangulares, tanto que deforman su cabeza y su cuerpo para alcanzar la perfección geométrica, y así, como premio, poder encajar y embarcar en una de las naves hasta el paraíso que se encuentra en la Luna. Nuestro protagonista intenta por todos los medios subir a una de esas naves, lleva años con una prensa en la cabeza para alcanzar la perfección y cuando finalmente lo consigue, un incidente le hará quedar fuera y tendrá que asistir a terapia donde conocerá a otras rechazados que intentan volver a subir a esa nave.
Con un aspecto visual muy deudor del cine de animación americano de los años 80, la animación es de lo más vistosa e ingeniosa a la hora de presentarnos las diferentes formas rectangulares de cada humano decido adoptar, las hay de todo tipo. A través de varios personajes que nos va presentando el film, podemos ver como la sociedad repudia a aquellos que no se adaptan a las lineas cuadriculares, y como todo el mundo vive angustiado por encajar dentro del sistema.
Como la animación me encanta y como el tema que trata también me parece de lo más interesante, la he llevado mejor que las anteriores propuestas sin diálogos, pero debo reconocer que al final se me ha hecho un tanto reiterativa y he acabado desconectando en su tramo final. Quizás el sueño acumulado y el cansancio no te deja disfrutar debidamente de estas propuestas en las que hay que realizar cierto esfuerzo para concentrarse en ellas, con lo que seguramente sea una película a la que acabe volviendo algún día.