Y vamos con la que seguramente ha sido la película más bizarra del Festival este año. Siempre hay alguna película que provoca la desbandada masiva de la sala al poco de empezar, y esa a sido After Blue, aunque me consta que en los pases de Earwig también hubo bastante abandono. Parece mentira, pero ya sabíamos a lo que veníamos, no creo que pillará a nadie por sorpresa, había tráiler y todo, con lo que aquí hemos venido a jugar y a ver cosas raras y experimentales.
Y eso es precisamente After Blue, el film de Bertrand Mandico es un experimento visual con una premisa de ciencia ficción que se mezcla con el western donde solo hay mujeres de protagonistas y con un toque de erotismo que nos traslada a un mundo de otra galaxia donde solo las mujeres pueden sobrevivir. Roxy es una joven solitaria que un día encuentra en la playa enterrada a una mujer, y al ayudarla desata el caos, ya que se trata de una peligrosa criminal. En su comunidad, Roxy y su madre, peluquera, son condenadas a partir en busca de la criminal para darle caza, lo que las llevará a un viaje por los inhóspitos parajes de este mundo tan diferente.
After Blue apuesta claramente por un aspecto retro y kitsch que recuerda a la ciencia ficción más añeja de los años 50, saturado de colores y de texturas, pero sus algo más de horas de metraje son claramente excesivas y llegan a saturar. Aunque bien merece aguantar su visionada por tratarse de algo como no veremos igual este año, y ya veremos en los siguientes, y como experimento artístico visual tiene su atractivo. Además nos deja un inesperado insulto, el pulpoputa que se ha hecho ya famoso en Sitges, y la curiosidad de ver como llaman a las armas por nombres de marca y como el robot es un Louis Vuitton.