Sigo con la animación, se nota que me encanta y que cada año me intento ver todo lo posible de la sección Anima’t, y esta vez es el turno de una propuesta muy minimalista en blanco y negro en la que prácticamente contamos con un solo personaje, un estudiante de informática que es un genio programando y que construye una red de computadoras para crear un inteligencia artificial. Encerrado en un almacen aislado, empieza a conversar y a enseñar a su recién creada I.A. a la vez que la examina para ver hasta donde puede llegar.
El film se construye a base de monólogos del protagonista explicando las conclusiones que ha ido sacando y como va a crear su I.A. que seguro hará las delicias de cualquier programado informático o de cualquiera que tenga un mínimo de idea, para luego centrarse en los diálogos entre ellos, que empiezan de una manera inocente y se van tornando cada vez más peligrosos una vez la I.A. va entendiendo la situación.
Llega un momento en que Absolute Denial pasa de la realidad a convertirse en una pesadilla surrealista de imágenes catárticas en donde vuelve una y otra vez a repetir momentos que ya han pasado y que puede hacerse un tanto indigesta, pero todo tiene su explicación y su sentido, aunque la película te obliga a sacar tus propias conclusiones, no te lo va a poner fácil. Lo que nos encontramos aquí es una pequeña joya de ciencia ficción en la que no hay que asustarse de su precaria animación, ya que es mucho más vistosa y agradecida de lo que puede parecer en un principio, y sobre todo ofrece una trama muy estimulante en la que quizás se le va un poco la mano en su trama final, pero que compensa con el resto muy sobradamente.