El actor James Ashcroft debuta en largo con este film de secuestro en el que una familia de vacaciones por la montaña, tiene un encuentro con un par de tipos de lo más sospechoso que no tardan en ponerse agresivos y secuestrarlos. Hay que reconocer que Coming Home in the Dark empieza fuerte, muy fuerte, y que da bastante mal rollo, lo que pasa es que le va a costar bastante aguantar ese nivel durante el resto.
Si algo destaca en el film es el personaje de Daniel Gillies, con una presencia y una actitud que realmente acojona, un hombre sin escrúpulos capaz de cualquier cosa. El film va aguantado a duras penas mientras avanza en la historia entre diálogos, con cuatro cosas que pasan y una sorprendente conexión entre los protagonistas, pero nada de eso es suficiente para evitar que la película vaya decayendo y metiendo escenas con calzador para alargar su trama. A pesar de todo, resulta ser una propuesta con suficiente entidad para estar por encima de la media en este Festival.