La película de inauguración este año es Mona Lisa and the Blood Moon, el nuevo trabajo de la directora Ana Lily Amirpour que en general no acaba de convencer. El film empieza en un manicomio donde se escapa una joven que demuestra tener habilidades telequinéticas. A partir de ese momento se irá cruzando en su huida con gente variopinta que influirá de una manera u otra en su destino final.
Amirpour nos ofrece un relato que va decayendo en lugares comunes y que se va haciendo cada vez más previsible, perdiendo por el camino su frescura inicial y sus peculiares personajes. Eso si, está muy bien rodada a ritmo de música pop con una buena banda sonora que lo va haciendo todo algo más llevadero.
En esta fábula que confronta a una supuesta persona enferma mental que empieza a descubrir el mundo desde la inocencia, con variopintos personajes que buscan aprovecharse de ella o ayudarla de manera desinteresada se acaba volviendo demasiado amable perdiendo la oportunidad de mostrar un mundo real mucho más descarnado y duro como supuestamente parecía iba a ser al principio.