Censor es el film de debut de Prano Bailey-Bond y nos traslada a la convulsiva Inglaterra de los años 80 donde la proliferación de películas de bajo presupuesto con violencia explicita provocó una oleada de indignación generalizada que fue relacionada con un aumento de los crímenes y la violencia, lo que llevó al gobierno a utilizar la censura recortando y prohibiendo muchas de esas películas.
Nuestra protagonista es Enid Baines, una censora que trabaja precisamente estudiando las películas gores y recortando su contenido para hacerlas más accesibles y menos violentas. Enid vive atormentada por la pérdida de su hermana pequeña años atrás, cuando eran niñas y ella desapareció cuando estaban en un bosque. Cuando Enid revisiona una película recién llegada, una de sus escenas resulta ser inquietantemente parecida a la situación en que desapareció su hermana, y descubre un gran parecido en una actriz que suele trabajar con ese director. A partir de entonces, su obsesión por conocer y confirmar que ella es su hermana desaparecida la llevará a una espiral de locura malsana en la que su mente se irá volviendo cada vez más inestable.
Censor logra crear una insana atmósfera apoyada en un buen apartado visual muy trabajado y sobre todo en una espectacular Niamh Algar. Pero este viaje a la locura no tarda en convertirse en algo farragoso y denso al que le cuesta avanzar y que puede llegar a desesperar hasta llegar a su explosivo final. Censor pretende abrir el debate sobre la violencia en el cine y como esta puede afectar a la sociedad, y lo hace a través de su protagonista, cuyos traumas la impulsan a tomar un camino tan perturbador como violento, pero para ello nos hace armar de paciencia en una cinta que ni siquiera dura a la hora y media, lo cual supone un problema.