Nos encontramos con la que probablemente sea la película más hipnótica y cautivadora de la presente edición de Sitges, uno de esos films capaz de aprovechar la narrativa y el apartado visual para construir una historia metafórica sobre el arrepentimiento y el perdón en medio de un apocalípsis.
Todo empieza en un funeral, el de Grace, hasta el que se desplaza la joven Aubrey, la protagonista de nuestra historia. Aubrey se marcha a medio funeral sin despedirse, y se refugia en la casa de su amiga fallecida para recordarla. Pero a la mañana siguiente, el pueblo aparece cubierto de nieve y con unas extrañas criaturas que acechan las calles. Sin saber que es lo que sucede, su única pista será una cinta de audio que grabó su amiga etiquetada como This Mixtape Will Save the World. Aubrey tendrá que encontrar las siete cintas que forman la serie por todo el pueblo para descubrir que es lo que sucede.
Starfish no es un film fácil de ver, es pausado y te lleva de un lado a otro sin que comprendas que es lo que está sucediendo, capaz de incluir una secuencia de anime y de jugar con el metacine sin cortarse ni un pelo. Virginia Gadner nos ofrece una gran interpretación comedida y precisa en la que es imposible no perderse en sus claros ojos azules. El film de debut de A.T. White es una maravilla compleja nada sencilla de realizar y que si consigue atraparte te dejará completamente embelesado por sus imágenes.