La esperábamos con ganas ya que venia precedida de grandes críticas, pero nada nos había preparado para el pelotazo que iba a suponer esta Bliss de Joe Begos, este año por partida doble con VFW, todo un contundente retrato de drogas, sexo y alcohol a ritmo de rock sobre una artista atascada con su último cuadro que busca la inspiración y acaba en una espiral de autodestrucción con tal de poder acabar su obra.
Begos hace milagros con el poco presupuesto del que dispone y nos propone un frenético montaje de imágenes intensas y rock duro absolutamente alucinógeno y que no es para nada gratuito, sino que logra transmitir ese descomunal viaje sensorial que provocan las drogas, y poder verlo en pantalla grande en una sala como el Auditori ha sido toda una experiencia catártica y alucinante.
Dora Madison, la protagonista, lo da todo por su personaje, la artista capaz de hacer de todo por su terminar su obra, incluso cuando su única opción es abrazar ese vampirismo al que se está abocando y la sangre es su única salida. Lo que consigue Begos con Bliss no es fácil y va a ser una de las grandes de la edición de este año de Sitges.