Siguiendo la estela de animes como Your Name o A Silent Voice, tenemos una nueva película de estudiantes con dramón lacrimógeno de por medio que esta vez adapta la novela de Yoru Sumino en la que una joven enferma de cáncer decide no contárselo a nadie en su colegio, pero un día, uno de sus compañeros se entera por casualidad, es el encargado de la biblioteca, un chico que prefiere los libros a relacionarse con los demás.
Ella le pedirá que le guarde el secreto, y empezará así una inesperada relación entre los dos, que contrastará por la alegría y descaro de ella con la sobriedad y el pasotismo de él, pero al final será una relación que los cambiará para siempre. A pesar de que me la esperaba mucho peor, tengo que reconocer que me lo he pasado bastante bien, sobre todo en su primera hora, cargada de gags de lo más divertidos gracias a que los dos personajes consiguen atraparte de buenas a primeras.
Como suele pasar en este tipo de animes, la trama y los personajes pecan de ingenuos y todo parece de lo más inocente, poco que ver con la realidad, una visión muy edulcorada de la adolescencia, que como tampoco supone una novedad, se acaba aceptando como la ficción que es y ya está.