Una maravilla, da gusto ver películas así de sólidas y así de completas, un thriller de espías basado en hechos reales que nos cuenta un poco la historia de las dos coreas a través de un espía de Corea del Sur que se infiltró en los años 90 entre la cúpula del poder en Corea del Norte.
Ni una escena de acción, ni peleas ni tiros, y ni falta que le hace para crear una trama llena de tensión y de dobles juegos donde cada personaje intenta por un lado servir a su país, pero por otro lado quiere ganar dinero como el que más. Un país donde las tradiciones y los rituales vemos como forman parte del día a día y no ceñirse a ellos puede acarrear problemas, donde cualquier pequeño fallo, cualquier mínimo error, puede significar ser descubierto.
Jung-min Hwang realiza una actuación soberbia, aunque el resto del reparto no se queda muy atrás. Cuando los coreanos se ponen serios son capaz de brindar un film tan redondo y tan adictivo como el que nos ocupa, donde además tenemos la oportunidad de conocer su interesante historia y algunos hechos que muchos no conocemos sobre las relaciones entre las dos Coreas y lo que llegó a lograr el espía conocido como Venus Negra.