Esta vez sí, Von Trier, esta vez sí. Tengo cierta relación de amor-odio con el realizador danés, hay películas suyas que me encantan y otras que no soporto, con lo que cada nuevo trabajo suyo es una lotería. Pero con esta The House That Jack Built ha acertado de pleno, el relato de este asesino en serie algo torpe al que siempre le sonríe la suerte dividido en 5 actos y un epílogo final, es una genialidad en el que el director está claro que busca provocar y que no tiene ningún complejo en referenciarse a sí mismo para gusto o disgusto de aquellos que le critican o le alaban.
Matt Dillon realiza un papel espectacular como Jack, una suerte de asesino en serie cruel y despiadado, que ve en sus asesinatos una especie de arte. Vamos viendo como progresa desde sus primeros crímenes hasta la que pretende ser su obra de arte final en unas historias que pasan de lo absurdo a lo más gratuito que ha hecho reír a la sala en más de una ocasión y ha sido aplaudido en cada muerte, recordemos que esto es Sitges, no Cannes. Von Trier se recrea en los asesinatos mezclando un tono de comedia con brutalidad y salvajismo sin inmutarse lo más mínimo.
En su tramo final, algo alargado para mi gusto, el director se acaba soltando de buena gana, pero es que ya llegados a ese punto puede permitírselo y dar rienda suelta a la parte más artística y fantasiosa, más onírica. Por el camino hemos dejado un reguero de cadáveres y situaciones inverosímiles en donde cada uno de los 5 actos que nos cuenta tiene algo que despierta nuestro interés y vemos la evolución de nuestro solitario y particular asesino.