Adaptación de la primera novela de Nic Pizzolatto, creador de la serie True Detective, de la mano de la actriz, guionista y directora francesa Mélanie Laurent, que se limita a trasladar casi escena por escena la corta novela en hora y media, pero de forma apática y sin cuerpo, sin que lleguemos a conectar con los personajes de buen principio.
Al poco de empezar hay la escena clave del tiroteo en un piso donde se encuentran nuestros dos protagonistas, y no podía estar narrada de manera más sosa, con un plano secuencia en el que no te enteras de nada, con los dos personajes encontrándose por casualidad. Es un buen ejemplo de lo que le pasa al resto del film, le falta desarrollo, lo que funciona en la novela no lo hace en la película porque parece la decisión de Roy de llevarse a la chica y luego seguir con ella no se justifica ni se cuestiona.
También puede que influya que no acabo de ver a Ben Foster como Roy, no me lo imaginaba así cuando leí la novela, aunque es un gran actor y hace una buena labor, no me acaba de pegar, al contrario que me pasa con ella, Elle Fanning que tiene esa fragilidad y a la vez esa toxicidad del personaje.
Laurent no acaba de lograr captar la esencia de la novela, la de dos seres abocados a la autodestrucción, y todo por una dirección anodina que no logra atraparte y unos personajes que no te acaban de importar demasiado.