Última película de este año en Sitges, y la verdad es que no podía acabar de mejor manera, con toda una autentica serie B de esas que hacen que la gente aplauda y se lo pase en grande en la sala. Deathgasm nos propone una comedia de terror demoníaca y con heavy metal, salvaje y llena de sangre, una locura de lo más divertida.
Jason Lei Howden, especialista de efectos visuales que ha trabajado en film como Los Vengadores o Prometheus, debuta con una oda al heavy metal más ochentero cargado de guiños graciosísimos con unos heavys y unos nerds de protagonistas que tras invocar por accidente a un demonio tendrán que acaba salvando el día de una ola de destrucción y posesión demoníaca. Y eso sin olvidarnos de la presencia femenina, una Kimberley Crossman de armas tomar y con mucho peligro.
Todo funciona bien en Deathgasm, cumple su cometido como comedia de instituto y como película de terror, y cuando debe ponerse bruta lo hace, mostrando sangre a mogollón en donde los efectos artesanos cobran su merecido protagonismo. Sin duda de lo más divertido y festivalero que se ha visto este año.