El cine coreano no deja de sorprendernos año tras año, del conjunto de cine asiático en general visto en Sitges, el coreano es de lejos el que más me acaba gustando y convenciendo siempre, y es que sus producciones son las que seguramente más se asemejan al cine occidental, todo y que evidentemente arrastran un humor y un histrionismo típico de su cultura, pero es el que se hace más llevadero, no como suele ocurrir con el cine japonés por ejemplo que es mucho más suyo.
Choi Dong-Hoon vuelve a dirigir tras The Thieves un film coral con muchos protagonistas y muchas tramas entrelazadas, pero a pesar de su complejidad se entiende perfectamente en todo momento y no nos hacemos líos con sus varios protagonistas como puede ocurrir a veces.
Assassination es un claro ejemplo de blockbuster con una cuidada producción de época, el film nos lleva hasta 1933 en plena ocupación de los japoneses en Corea y nos cuenta como un grupo de rebeldes planea asesinar a un comandante nipón. Acción a raudales, mucho tiroteo y mucho muerto con un aire de film de aventuras clásico de impecable acabado visual y con ese aire fresco y complejo que en Hollywood hace tiempo que ya han perdido en sus grandes producciones.