Berberian Sound Studio: Esta es otra de esas películas para las que no tengo el día, que conste que me ha gustado y me ha atrapado dentro de su inusual y minimalista propuesta, pero el film esconde más de lo que enseña a primera vista y se acaba embutiendo en un universo propio de David Lynch donde nada es lo que parece, todo es contradictorio y cuesta desentrañar el significado.
Nos encontramos en los años setenta, cuando un técnico de sonido llamado Gilderoy viaja hasta Italia para trabajar en la nueva película del maestro Santini, un film de terror, por mucho que a Santini no le guste llamarlo así. La acción se desarrolla en su mayoría dentro del estudio de sonido, donde ya de entrada hay situaciones extrañas y el trabajo de Gilderoy será más crudo de lo que cabria esperar, no se lo van a poner fácil, y flota un ambiente de mal rollo que cada vez se irá haciendo más presente.
Gilderoy, magníficamente interpretado por Toby Jones, es un hombre reservado y tímido, carácter que no tardará en chocar con la gallardía italiana de sus compañeros en el estudio. Curiosa como pocas, Berberian Sound Studio nos sumerge en el mundo de los sonidos de las películas, descubriremos los trucos que se usan en los films de terror a base de verdura, mucha verdura y frutas.
Chained: Para realizar un film que en su mayor parte pasa dentro de cuatro paredes hay que tener un muy buen guión y saber darle ritmo a lo que estás contando, y a mi parecer Chained falla en ese aspecto. Consigue ser claustrofóbico y malsano, aterrador en algunos momentos, pero no consigue llegar a convencerme por mucho que se haya llevado la mención especial del jurado de este año.
La historia de Chained es la de un niño que ve como secuestran y asesinan a su madre. Su captor, sin saber muy bien que hacer con el niño, decide quedárselo como criado para las tareas del hogar, pero al ir creciendo, intentará convertirlo en un asesino como él.
Vincent D’Onofrio hace una interpretación magistral de un asesino psicópata sin por ello caer en excesos, en este aspecto nada que decir, al igual que el joven Eamon Farren, ambos absolutos protagonistas del film. Es una lástima que encima Jennifer Lynch haya caído en la trampa de querer hacer un final sorpresa con un giro tan estúpido e innecesario para el film.
Aurora: Nosotros lo descubrimos como Vanishing Waves, y en los títulos de crédito iníciales del film así lo muestran, así que nos quedaremos con este nombre más que con el de Aurora. El film se ha hecho con el Méliès d’Or en Sitges, es decir, el premio al mejor film de fantástico del año europeo, lo cual ya es un añadido más para acercarse a él aunque ya lo fueran sus sinopsis y sus llamativas imágenes y tráiler.
Un grupo de científicos probará conectar dos cerebros humanos, para ello contarán con Lukas, un miembro del grupo, que se conectará al cerebro de otra persona en coma, ya que para empezar, la mente de un paciente en coma es mucho más sencilla que la de una persona normal. Plagada de imágenes de gran belleza, ambiguas y surrealistas para representar ese espacio virtual cuando los dos cerebros se conectan a la vez de una gran carga sexual, lo que encontrará Lukas en las diferentes sesiones que experimentará cambiará su vida para siempre.
Nos encontramos frente a un film que a pesar de sus desvaríos imaginarios y de su complejidad visual no es más que una historia de amor cruda y apasionada que alejará cada vez más a Lukas de su mundo real, su único deseo será estar conectado una vez a la máquina y encontrarse con esa persona de la que cada vez se siente más prisionero, más enamorado. Para llegar hasta ella tendrá que conocer su historia mientras mantiene su relación en secreto al resto del grupo, que ni de lejos sospechan que su experimento ha llegado tan lejos y de una manera tan definitivamente exitosa. Para mi otra de las sorpresas de Sitges que muy pocos hemos llegado a descubrir.