Crítica: Victor Frankenstein

Nueva y modernilla adaptación para el clásico de Mary Shelley que pretende ser una especie de actualización al estilo del Sherlock de Guy Ritchie, pero claro, ni Victor ni Igor tienen el juego que pueden dar Holmes y Watson, ni Paul McGuigan tiene el talente de Ritchie, dejando claro una vez más que lo de El Caso Slevin fue un golpe de suerte, y que lo de dirigir capítulos de la serie Sherlock se debe a un guión mucho más cuidado que el de Max Landis en esta película.

Esta nueva actualización del mito de Frankenstein se centra mucho más en la figura de Igor, el ayudante de Victor, y aunque Daniel Radcliffe seguramente sea de lo mejor de una cinta en la que poco hay que destacar, tampoco es que su personaje nos vaya a dejar nada para el recuerdo. Ya su presentación nos deja claro que la película se va a pasar por el forro la novela, con un interés amoroso que ya atisbamos va a entorpecer más que ayudar, algo que efectivamente quedará confirmado a medida que avance el metraje. Jessica Brown Findlay es muy mona pero su personaje no aporta nada.

McGuigan se trae a Andrew Scott, el genial Moriarty de Sherlock, para meterlo en el fregao de interpretar a un inspector de policía católico empeñado en acabar con Victor debido lo poco moral de sus investigaciones. Otro con un personaje muy mal construido que no hay manera que consiga salvar. Pero el que se lleva la peor parte es sin duda James McAvoy, que ya es propenso a realizar personajes estridente y desequilibrados, y que aquí esta acelerado y sobreactuado de mala manera, otorgándonos así lo que seguramente pueda ser uno de los peores Victor Frankenstein vistos en el cine.

Lo mejor que se puede decir de la película es que su apartado visual, de vestuario y escenarios está muy logrado, el resto es un completo desastre que no hay por donde pillarlo, mucho más preocupado por meter escenas de acción que por crear una trama o unos personajes sólidos y coherentes, que ya sabemos que al gran público hay que darle caña que si no se aburren, pero es que ni así.