The Seventh Day es la típica película de poli veterano que tiene que enseñar al poli novato como funciona el oficio, solo que aquí no son polis, son exorcistas que luchan contra demonios. Se trata del segundo trabajo de Justin P. Lange tras The Dark, y cuenta con Guy Pearce como un veterano exorcista de renombre que se dedica a la supervisión de los nuevos sacerdotes que se adentran en el mundo del exorcismo. Su nuevo recluta es el Padre Daniel García, un joven que acaba de salir del curso de exorcista pero que aún está muy verde.
El film sigue las pautas del género de enseñanza en por las calles, donde el Padre Daniel García tendrá que empezar a identificar a personas poseídas y enfrentarse a los demonios que están en su interior. The Seventh Day sucede en el transcurso de un solo día, en el que los dos protagonistas tendrán que intentar esclarecer el difícil caso de un chico que ha asesinado a toda su familia y que sospechan es victima de una posesión.
Nos encontramos ante un film que por un lado no inventa nada nuevo, no hay nada que nos sorprenda ni que resulte diferente a la típica película rollo Training Day, ni tampoco se aparta mucho de los tópicos de las películas de exorcismos, y no solo eso, es que no consigue que los exorcismos que realizan sean nada del otro mundo, no hay innovación y no hay tampoco tensión ni resultan emocionantes.
The Seventh Day tiene un problema claro, no sabe en que liga jugar, si optar por algo sutil o desmelenarse y abordar el tema desde un perfil más fantástico y exagerado, y se acaba quedando a medio camino entre los dos. Que bien le habría sentado un tono más oscuro y con su propia metodología para los exorcismos, con reliquias y cosas más vistosas, un poco a lo Constantine. Me viene a la cabeza la estupenda Deliver Us From Evil de Scott Derrickson que si sabia encontrar su tono más cercano al fantástico y además con unos exorcismos que te ponían la piel de gallina.
Al final, el resultado es un quiero y no puedo, donde la buena idea de juntar dos géneros de películas es buena, pero no sabe encontrar su lugar. Le falta además un poco más de desarrollo, parece que todo sucede demasiado deprisa, y nos conduce hasta un final que a estas alturas no pillará a nadie desprevenido. Justin P. Lange hace un trabajo bastante correcto, y a pesar de todo nos encontramos con una película que está un peldaño por encima de otros productos de terror de esos de directo a DVD, y es en parte gracias una pareja protagonista bastante solvente, sobre todo con la presencia de Guy Pearce.