Netflix nos ha traído este fin de semana una de las mejores películas que ha estrenado en lo que va de año, tiene que venir de nuevo la animación a salvar el día. El film está escrito y dirigido por los debutantes Michael Rianda y Jeff Rowe, pero se nota la mano de los productores Phil Lord y Chris Miller, los de Lego Movie y Spider-Man: Into the Spider-verse, que a lo tonto se están consolidando como unos nombres a destacar dentro del panorama actual de animación con productos de una gran calidad.
The Mitchells vs. The Machines nos presenta a una familia media norteamericana, un matrimonio y sus dos hijos, la mayor Katie y el pequeño Aaron. No tardan en hacernos ver como el padre y la hija no acaban de congeniar. Ella es una friki con la que es fácil identificarse, obsesionada con el cine y cuya pasión es hacer películas caseras que en su entorno cercano nadie entiende, con lo que su esperanza es ir a una universidad de cine donde pueda encontrarse con otros iguales a ella por primera vez en su vida. En cambio, el padre es un clásico amante de la naturaleza y negado para la tecnología que no ve como su hija pueda labrarse un futuro haciendo lo que hace y preferiría que se dedicara a otra cosa.
Tras una pelea la noche antes de que Katie se marche con su padre, este decide arreglar las cosas anulando el billete de avión de la hija para hacer un viaje por carretera junto a toda la familia, para desesperación de Katie, que ve como se alarga innecesariamente su marcha y el reunirse con sus nuevo amigos. Lo que no esperan es que en medio del viaje el mundo se vaya al trate por una invasión de robots y que la famila Mitchell acabe teniendo el destino del mundo en sus manos.
La película nos presenta desde un primer momento el conflicto paterno-filial que será el eje central sobre el que girará toda ella, dos mundo opuestos que no pueden evitar chocar entre sí pero que tendrán que encontrar algún punto en común donde encontrarse. Michael Rianda y Jeff Rowe, que también firman el guion, nos preparan para amenizar esta complicada relación una invasión de robots que se convierte en una descacharrante historia llena de gags hilarantes y escenas de acción trepidantes a un ritmo endiablado que apenas da descanso.
La animación no se limita a ser la típica digital a la que estamos acostumbrados, lastima no haberla podido apreciar al detalle en cines, pero utiliza multitud de recursos animados en 2D y en los personajes hay detalles como la barba del padre que parecen trazados a lápiz. No podían faltar tampoco un buen número de referencias y homenajes, y sobre todo el usar memes de internet dentro de la trama de una manera tan divertida.
The Mitchels vs. The Machines, lo pongo en inglés ya que la he visto en original después de leer que el doblaje español es sangrante, resulta ser una comedia de lo más fresca y con un toque gamberro que no duda en abrazar su lado más excesivo y desmesurado en las escenas de acción y sobre todo en su tramo final, y cuya mayor baza es el tener unos personajes realmente adorables, desde la familia protagonista, hasta el maravilloso perro, y hasta el par de robots estropeados, que nos vienen a decir que lo imperfecto y lo raro es siempre reivindicable y algo de lo que no hay que avergonzarse.