Hay que ver como las películas de bucle temporal siguen funcionando tan frescas y tan bien después de tanto tiempo, y que cada año tenemos una o dos propuestas de este tipo de lo más interesantes ya sean en forma de thriller, de ciencia ficción, de terror o de comedia como es el caso de esta The Map of Tiny Perfect Things, que bien podemos comparar con Palm Springs del año pasado aunque no tiene la mala leche de aquella y esta apuesta más por un tono romántico más blanco y juvenil, sin que tenga que ser por ello nada malo.
The Map of Tiny Perfect Things nos presente de entrada a Mark, que vive feliz en su bucle temporal sin fin repitiendo el mismo día una y otra vez. Hasta que un día conoce a Margaret, que también está atrapada en el mismo día y de la que no tarda en enamorarse. Ambos empiezan a pasar cada vez más tiempo juntos, compartiendo algunos momentos que han descubierto que son perfectos e improbables. Así que deciden hacer un mapa de todas las cosas perfectas que pasan en el pueblo en ese día que se repite una y otra vez esperando encontrar algún patrón que les ayude a escapar del bucle.
Pero Mark se encuentra con que Margaret no es todo lo receptiva que esperaba, hay algo que le esconde, y cada día que pasan juntos, ella se acaba marchando repentinamente tras recibir una misteriosa llamada de alguien llamado Jared. Si hay algo que realmente funciona bien en el film son sus dos protagonistas, Kyle Allen es todo un descubrimiento, pero quien realmente se come la película es la encantadora Kathryn Newton, que ya era toda una roba escenas en Pokémon y que en Freaky la podíamos ver ya como protagonista en todo su esplendor y demostrando su valía, cosa que queda confirmada de sobras aquí.
The Map of Tiny Perfect Things está llena de buenos momentos, de diálogos con chispa que van haciendo crecer la relación entre los dos protagonistas, y de un mapa de cosas perfectas que van desde lo gracioso hasta lo más tierno. Y nos deja para el final el misterio de las llamadas y una resolución de lo más emotiva muy acorde con todo lo visto anteriormente y que nos propone una explicación centrada en los sentimientos, en la superación y en como cada pequeña cosa puede hacer que la vida merezca la pena.
La película está plagada de referencias y nos deja también con algunos secundarios para el recuerdo, el amigo del protagonista con el que se reúne de vez en cuando es todo un acierto, y también algunos planos secuencia muy bien orquestados. A pesar de su marcado tono juvenil y amable, esquiva bien caer en lo ñoña y en lo sensiblero, a pesar de rozarlo peligrosamente, y acaba siendo un canto a la vida, que a pesar de ser aburrida y rutinaria en su mayoría, nos invita de valorar esos pequeños momentos inolvidables que hace que valga la pena vivirla.