Cuando uno se dispone a ver una cinta como The Drone, la pregunta que se hace es ¿será tan mala como parece? Y oye, pues no lo es ni mucho menos, no es un peliculón evidentemente, pero tiene el suficiente gancho para dejar más que satisfecho a cualquier fan del terror y de la serie B más desvergonzada.
Jordan Rubin, el director de la simpática Zombievers, nos trae en esta ocasión un film que bebe directamente del cine de los ochenta con un claro referente como es Muñeco Diabólico. No en vano, tiene una premisa muy similar a esta, pero esta vez, un sádico asesino en serie, verá como su alma tras morir se traspasa a un dron en vez de al muñeco Chuky.
El asesino, obsesionado con las mujeres pelirrojas, acabará en la casa de un joven matrimonio donde el marido encuentra el dron en la basura y se queda con él. El dron no tardará en acosar a la mujer y a intentar por todos los medios causar desconfianza en la pareja, en una primera parte mucho más seria y de aire psicológico de lo que cabía esperar, sin renunciar a algunos momentos de humor negro como la conversación del principio del policía con su hijo que es genial.
Pero en su segunda mitad es cuando The Drone se vuelve más surrealista y más absurda, con el dron ya en su pleno apogeo cometiendo asesinatos y con un guión que se va volviendo más disparatado a cada momento con sorprendentes revelaciones. Es en estos momentos que la película crece y deja de lado su tono más sensato para no tomarse en serio a si misma y optar por la vía más alocada que es cuando consigue ser más divertida.