Thomas Kaiser es un joven pintor que vive recluido en su pequeño piso pintando a la vez que tiene extraños sueños sobre una bella durmiente a la que no llega a poder despertar nunca. De repente, hereda una antigua mansión de un desconocido tío con una misteriosa carta que le avisa de la maldición de los hombres de su familia y que debe ser el protector de la casa. Una vez llega a la casa, en sus sueños es capaz de despertar a la bella durmiente y hará todo lo posible por rescatarla.
Pearry Teo nos ofrece un nuevo film de terror aunque esta vez con un toque mucho más fantástico y visualmente muy potente, recordando por momentos al poderío visual de Tarsem Singh, en lo referente a la bella durmiente, y en menor media a El Laberinto del Fauno en su parte más sobrenatural.
La presentación del misterio y la ambientación están muy logradas, pero luego Teo empieza a mezclar demasiados conceptos e historias y la cosa se le va un poco de las manos a la hora de buscar una explicación coherente a todo lo que sucede. Eso y un final que se ve a la legua hacen que en su segunda mitad la película se desinfle como globo agujereado.
Ethan Peck es el protagonista del film, pero lamentablemente no parece haber heredado las dotes interpretativas de su abuelo, Gregory Peck. Le acompaña la guapa Natalie Hall, que tampoco resalta especialmente por su actuación, ya sabemos que en estos film de terror de pequeño formato no vamos a pedir actuaciones de Oscar. La joven promesa India Eisley vuelve a constatar que es una preciosidad de enormes ojos, como ya la vimos en la adaptación de Kite, pero su papel tampoco es que dé para mucho, hace de bella durmiente y la mitad de su papel consiste precisamente en eso, en estar guapa durmiendo. También recuperamos a Bruce Davison, actor que se dio a conocer gracias a la serie Harry y los Henderson, y que siempre es un secundario de nivel, y que aporta al menos un toque de experiencia al asunto.
The Curse of the Sleeping Beauty no es al menos una completa pérdida de tiempo, pero sí que tras una buena puesta en escena y un potente despliegue visual, hay que lamentarse de que el guión no sea capaz de mantener el tipo, algo que lamentablemente viene siendo una tónica en películas similares.