Llegamos al final de esta nueva trilogía ideada por Disney en la que tuvimos un Episodio VII, en el que se nos presentaban nuevos personajes sin olvidar el pasado y se abría la puerta a nuevas aventuras, que dejaba cierto aire de remake encubierto con un J.J. Abrams que tiraba de nostalgia y que dejó a los fans más o menos satisfechos. Luego llegaba Rian Johnson, con un valiente Episodio VIII que suponia un paso hacia adelante, con sus fallos y aciertos, que causó las no pocas iras de muchos, pero lo que no se le puede negar es que nos ofreció una impresionante dirección llena de grandes planos y momentos, y sobre todo dejaba el efecto nostalgia de lado e intentaba con toda la parte del Casino ofrecer una visión distinta y fresca de la saga.
Ahora llega de nuevo Abrams para dar un paso atrás, incluso dos si me apuras, para volver a tirar de una nostalgia de la que abusa en exceso, llegando a niveles incluso forzados, y ofrecernos un cierre, ya no de esta trilogía, sino que pretende ser un cierre de toda una saga y una despedida a los personajes clásicos con un resultado final que dista mucho de ser el que cabía esperar de una saga que nos ha dado tanto.
He intentado disfrutar todo lo que he podido y emocionarme con lo que supone la despedida de algo tan querido, pero tengo que reconocer que no he encontrado gran cosa destacable que me llegara. No creo sea un problema exclusivo de esta tercera entrega, si no más bien de toda esta nueva trilogía, que ha sido incapaz ya no de igualarse a la primera, algo imposible, es que ha sido incapaz de superar en muchos aspectos a las precuelas ideadas por Lucas, que con todos sus fallos, al menos supo aportar algo distinto y ser coherentes entre ellas.
Este Ascenso de Skywalker es un film trepidante de ciencia ficción que no da respiro, que va de aquí para allá a ritmo frenético, pero que no es capaz de mostrar nada interesante, ninguna localización que acabe siendo emblemática más allá de la Luna de Endor, y con unos personajes que van apareciendo y usando la fuerza como les apetece por exigencias de guion. Ni siquiera la batalla final, donde una vez más impera el más grande todavía cuando no era necesario, logra el resultado deseado, siendo quizás una de las más anodinas que ha dado esta saga en todo su recorrido.
Tenemos buenos actores haciendo lo que pueden con unos personajes que han ido toda la trilogía dando tumbos, en especial un Adam Driver que ha defendido a su Kylo Ren lo mejor posible, pero que los guionistas han mareado de aquí para allá. Al final, quedan unos personajes que no han conseguido llegar a la suela de los zapatos de los clásicos, y estos han regresado para tener en el mejor de los casos un papel bastante secundario y poco satisfactorio.
El tiempo pondrá esta nueva trilogía en su lugar, no diré que no la he disfrutado en momentos puntuales y que ha sido un placer volver a ver a esos personajes con los que crecí, pero también hay que reconocer que el reencuentro ha ofrecido en su mayoria una sensación agridulce, una sensación de que se podría haber hecho algo mejor y que Disney ha fallado en su intento de revivir la vieja saga y salir airosa del resultado.