Menudo regalo nos han hecho a los fans de Spider-Man en la tercera entrega que cierra esta nueva trilogía del trepamuros, en un inesperado homenaje a los casi 20 años que lleva el personaje en la gran pantalla desde que en 2002 Sam Raimi nos deleitara a todos con el primer film que marcaba una nueva era para Peter Paker en el cine.
Como ya sabíamos, a merced de los tráilers vistos, la película empieza justo donde lo dejamos tras la escena post-creditos de Lejos de Casa, con la identidad de Peter revelada a todo el mundo, y veremos las consecuencias que tendrá esto no solo con él, sino con sus seres queridos y más cercanos. Así que Peter decide pedir ayuda a Strange, que lanzará un hechizo que no saldrá bien y que causara estragos imprevisibles, atrayendo a los villanos de otras dimensiones a esta.
Y esto es todo lo que deberíamos saber sobre el film, que ya es mucho, y es una lástima que en los tiempos de redes sociales que corren se vayan a perder varias de las sorpresas que guarda esta No Way Home como uno no vaya rápido a verla en las primeras sesiones o se mantenga alejado del resto del mundo.
Jon Watts cierra la trilogía con su film más serio y dramático de toda la saga, donde Peter se tendrá que enfrentar a problemas que definirán su estatus como superhéroe según las decisiones que tome, saliendo a la luz la verdadera esencia del personaje y la que lo define como héroe. Y en esto influyen mucho la gente en la que se apoya Peter, tanto su tía May como sus dos amigos Ned y M.J., que serán los que ayuden a Peter en su difícil camino.
En un film tan complejo y con tantos personajes, es verdad que en algunas ocasiones todo parece un tanto forzado a llevarnos en la dirección que precisa, y que se hace evidente en algunos casos lo que va a pasar a continuación, pero eso no quita que ese trayecto en el que nos sumerge sea uno con el que ya estamos bien y queremos ver. Los villanos, a los que ya conocemos, tienen cada uno su pequeño momento y es todo un gustazo volver a reencontrarse con ellos. Y es que, No Way Home es una película que sabe jugar con las emociones y con las sensaciones más allá de que su estructura de guion sea muy reconocible, y que sobre todo, como ya he dicho, es la que acaba por definir el personaje y tiene algunos diálogos impagables.
Podríamos decir que No Way Home es la película definitiva de Spider-Man con la que ni tan siquiera nos hubiéramos atrevido a soñar, y eso es la gran maravilla del cine que es capaz de sorprendernos una y otra vez, y de Marvel, que ha sido capaz de obrar una vez más el milagro para todos aquellos que amamos el comic y el cine de superheroes, y es que estamos viviendo una época del séptimo arte en este sentido que me parece irrepetible.