Crítica: Sherlock Holmes

Después de volver a sus orígenes con Rocknrolla de manera bastante satisfactoria tras unas cuantas películas sin mucho acierto, Guy Ritchie afrontaba este proyecto de llevar al mítico detective Sherlock Holmes a su campo con previsiones de blockbuster, el film está producido por Joel Silver, y lo que nos preguntábamos todos es si el director sabría salir airoso adaptando un personaje de corte tan clásico de la manera tan violenta y agresiva que anticipaban los trailers y además cumplir con la taquilla y la crítica. Pues la respuesta es que sí, y de manera bastante sobresaliente, además.

Tras atrapar al peligroso Lord Blackwood antes de que cometa su quinto asesinato, en una magnifica secuencia de introducción al film, pasan unos meses antes de que su condena a morir en la soga tenga efecto. Ritchie aprovecha para presentarnos a un Holmes brillante, un genio, y que como tal no está exento de excentricidades, es desordenado, obsesionado y con un punto de locura, cualidades que también están presentes en las novelas, aunque aquí con un punto diferente y más socarrón. Pero ahí está Watson, el doctor que le acompaña en sus aventuras para ser su punto de anclaje con el mundo real y su particular voz de la conciencia.

El ahorcamiento de Lord Blackwood tiene efecto, pero se empezará a destapar una conspiración tras sus acciones que harán que Holmes y Watson vuelvan a intervenir para solucionar el caso. No daré muchos detalles sobre la trama, es mejor ir descubriéndola poco a poco, pero conjuga perfectamente el suspense con ciertos elementos sobrenaturales que le aportan un grado de misterio añadido de lo más sugerente y atrayente.

Con un ritmo encomiable sin apenas descanso, las investigaciones se van surtiendo de impecables escenas de acción y peleas, mientras no se pierde la oportunidad de indagar en la situación personal de los personajes, Watson está a punto de abandonar el piso compartido con Holmes ya que va a casarse con su prometida, cosa que no le acaba de sentar muy bien al detective.

Robert Downley Jr. compone a un Holmes muy alejado del tradicional que nos enseñaba Arthur Conan Doyle, aunque no se ha aireado mucho, el film está basado en un comic de Lionel Wigram, que además participa en el film como productor, bordando de nuevo la difícil papeleta de adaptar a un personaje tan carismático y conocido, como ya hizo con Tony Stark. Y Jude Law le da una réplica perfecta como Watson, la relación entre ambos está trabajada con gran acierto y con unos diálogos magníficos cargados de humor y acidez, es genial como Holmes consigue enredar siempre al buen doctor para que le siga en sus investigaciones a pesar de la reticencia de este y de sus compromisos con su prometida.

Ritchie nos ofrece además una muy buena ambientación del Londres de finales del siglo XIX, con unos escenarios sucios muy realistas, con Holmes paseándose por los bajos fondos, algo que a Ritchie se le da muy bien. Consigue además realizar unas excelentes escenas de acción, a destacar la espectacular pelea que tiene lugar en el muelle y esos preámbulos donde Holmes medita donde va a lanzar sus golpes para producir el máximo de daño. Y también nos introduce un poco de humor en la historia sin que desentone mucho.

El director borda esta nueva película presentándonos a un Holmes alejado de sus clásicos relatos pero que en ningún momento pierde la esencia del personaje, y logra sacar adelante un film trepidante cargado de acción y con una factura visual excelente, con una gran trama detectivesca y que nos demuestra que Ritchie aun tiene mucho que contar dentro del cine, dejando la puerta abierta a una secuela que ya se va a rodar este mismo año.