El estreno este fin de semana de las dos últimas películas del estudio Ghibli en España bien merece una crítica doble en donde hablar y comparar estas dos nuevas genialidades de la animación. El Cuento de la Princesa Kaguya se estreno en Japón en 2013, y El Recuerdo de Marnie se estrenó en 2014, siendo esta la última película antes de que estudio anunciara su cierre.
El Cuento de la princesa Kaguya fue dirigida por Isao Takahata, cofundador junto a Miyazaki de Ghibli, y cuyas obras más reconocidas son Mis vecinos los Yamada y La Tumba de las Luciérnagas, y El Recuerdo de Marnie fue dirigida por Hiromasa Yonebayashi, que ya dirigió para Ghibli Arrietty. Ambas películas comparten varias de las señas de identidad del estudio, como son unas fuertes protagonistas femeninas, un viaje iniciático y el amor por lo rural y la naturaleza, unas constantes que se han dado casi siempre en el cine de Miyazaki y del estudio, pero luego son dos películas claramente distintas, ya de entrada en su animación.
El Recuerdo de Marnie nos ofrece una preciosa animación marca de la casa, fácilmente se reconoce el estilo Ghibli, al igual que ya sucedía en su anterior film Arriety. En cambio, Takahata opta por un cambio de estilo radical en La Princesa Kaguya, y sorprende con una animación no muy habitual ya no solo dentro del estudio, sino en general dentro de la animación japonesa. Visualmente no es tan impresionante ni perfecta como Marnie o a lo que nos tienen acostumbrados, pero si que gana en originalidad. Kaguya nos ofrece un trabajo de lo más artesanal, de lápiz y acuarelas que a pesar de su sencillez, tiene una fuerza visual apabullante y es una maravilla para los sentidos, todo y que puedo entender que de buenas a primeras pueda chocar si esperamos algo parecido a Marnie. Los dos estilos son increíbles, el primero ya lo conocemos de sobras, pero el segundo es sin duda un regalo para cualquier amante del cine de animación que se precie.
El Recuerdo de Marnie nos cuenta la historia de Anna, una joven solitaria que es enviada a un pueblecito en la costa para curar su afección respiratoria. Anna es poco sociable, y tiene la autoestima por los suelos, con lo que no conseguirá congeniar con las chicas de su edad del lugar, hasta que conoce a Marnie, una misteriosa chica que vive en una gran mansión abandonada por la que Anna se siente cautivada. El film es un canto a la amistad y a encontrarse nuestro lugar en el mundo y nuestra identidad. Al igual que ya pasaba con su anterior film, Arriety, creo que peca de lento en algunos momentos y también se encuentra más de una vez al borde de la ñoñería más cansina, pero por suerte la película remonta en su tramo final, donde todo cobra sentido y se resuelven sus tramas de una manera más que satisfactoria.
El Cuento de la Princesa Kaguya adapta un popular cuento japonés, y nos cuenta como un cortador de bambú encuentra un día una niña diminuta en una planta. La niña se convierte en un bebé y el matrimonio se decide a cuidar de ella como si fuera su hija. La niña crece rápidamente, y sus padres deciden mudarse a la capital para hacer de ella una princesa. Nos encontramos aquí con otra protagonista femenina, pero las intenciones del film son muy distintas a las de Marnie, es claramente una oda a la naturaleza y a la vida rural y sencilla. Sirve además para mostrarnos las extrañas costumbres de la nobleza japonesa y como la figura femenina se tenía que sacrificar hasta límites insospechados según mandaba la tradición. Palidece de nuevo, al igual que Marnie, de ser un poco lenta, y en este caso de durar demasiado, quizás 15 o 20 minutos menos no le hubieran sentado nada mal, pero de nuevo tiene un emotivo y magnífico final.
Ghibli nos ha ofrecido dos grandes películas, pero a mi parecer, el estudio se queda algo atrás de la gloria que tenia con Miyazaki y de su época dorada, sobre todo la de Mononoke o Chihiro. Y si tenemos en cuenta que estas películas viene precedidas de Arriety, que contaba con los mismos males y de la última de Miyazaki que ya era muy distinta a lo que nos tenía acostumbrados, nos encontramos con una situación en la que sus películas no tienen esa magia de antaño capaz de cautivar al gran público de todas las edades.
Con lo que hay que reconocer que aunque ambas películas son maravillas de la animación y pequeñas joyas en general, también creo que no serán justamente apreciadas por el gran público, más dado a películas más fáciles de digerir o con más acción y humor al menos. Lamentablemente, todo esto a derivado en el cierre del estudio, al cual sin duda echaremos mucho de menos.