Vuelve Alexandre Aja con Oxígeno, un thriller de ciencia ficción con ligeros elementos de terror que nos propone un claustrofóbico escenario cerrado, el interior de una cápsula criogénica en donde despierta nuestra angustiada protagonista, que no tiene ningún recuerdo de quien es ni de como ha llegado hasta allí. Y para colmo de males, su oxígeno se agota debido a un error en un procesador, que es lo que ha causado que se despertase, con lo que tiene tiempo limitado para encontrar una solución al problema y averiguar quien es y que hace dentro de la capsula, para lo que contará con la ayuda de una inteligencia artificial con la que obtener información.
Aja nos propone un thriller de espacio cerrado tipo Buried en donde la información se va sirviendo con cuenta gotas para ir acrecentando el misterio. El espectador va descubriendo la situación de la mano de su protagonista, una Mélanie Laurent esplendida que lleva sin problemas todo el peso de la película, y sabe jugar muy bien con los tiempos y con lo que cuenta, jugando al despiste y proponiendo toda clase de teorías, pero hay que reconocerle que su resolución logra ser de lo más sorprendente.
Evidentemente, como en todo thriller, tiene un elemento tramposo y te va llevando por donde le interesa, pero trabaja eficientemente la tensión y las pistas que va dando para ir cuadrándolo todo en el momento decisivo consiguiendo además tener una explicación coherente, aunque algo rebuscada, pero que realmente imaginativa e inesperada.
Alexandre Aja sabe jugar con la cámara dentro de este pequeño espacio cerrado para dar dinamismo y no cansar con tanto plano corto, lo que junto a un cuidado guion que trabaja muy bien los elementos con los que cuenta, a pesar de que hay varios puntos cuestionables si les damos unas vueltas, hacen de esta Oxígeno una película que te va atrapando poco a poco dentro de esta cápsula en la que se encuentra su protagonista y que sufras con ella por saber que es lo que sucede y como va a salir de allí.