Odd Thomas es la adaptación de la primera de las novelas de Dean Koontz sobre el personaje, un joven con la capacidad de ver a los muertos, cosa que de por si no resulta para nada original, pero Koontz se las apaña para darle una personalidad propia a la novela además de establecer sus propias reglas para el mundo de los muertos. De entrada los muertos no hablan, ya hemos visto con anterioridad fantasmas que si pueden hablar y también que no, a mí me parece lógico que no puedan hacerlo y es una opción como cualquier otra para jugar con ella. Pero lo que Koontz nos muestra como más novedoso entre otras características del personaje como los sueños o la capacidad de encontrar al alguien si se concentra, es la presencia de unas sombras espectrales llamadas Bodachs, unos espíritus malignos que se alimentan del dolor humano y que aparecen siempre que hay una muerte dolorosa o existe la probabilidad de una tragedia inminente.
Stephen Sommers, el de La Momia, Van Helsing y G.I. Joe, es el encargado de dirigir el film, y no solo eso, sino que también firma el guión de la adaptación en lo que me parece es su trabajo más redondo en años. Sommers sigue bastante al dedillo la trama del libro, optando de manera bastante lógica por la voz en off del protagonista para ir explicando sus habilidades y así ahorrar tiempo. Porque tiempo es de lo que parece va falto Sommers para llegar a adaptar el libro en su totalidad, y eso que no se trata de un libro demasiado denso ni largo, cerca de 400 páginas.
Sommers elimina buena parte de los secundarios del libro que menos interacción tienen en la trama, la jefa del restaurante de Thomas ni aparece cuando en el libro es como una segunda madre para él, Ozzie aparece tan solo de pasada cuando en realidad es un personaje importante en el libro para el personaje, aunque no demasiado para la trama, y los padres de Thomas son tan solo nombrados en algún momento sin entrar en demasiados detalles. Pero el que más me duele no haber visto es al fantasma de Elvis con el que el personaje tiene una estrecha relación, y es una lástima ya que parte del encanto de la novela de Koontz son precisamente una galería de secundarios de lo más variopintos y extraños.
Da la sensación también de que el film va algo acelerado, igual es porque al haber leído casualmente la novela recientemente la tengo muy fresca y me faltan detalles, pero me parece que hay escenas en las que el director se podría haber detenido algo más, vamos, que un cuarto de hora más de metraje no le hubiera venido mal, pero parece que había que hacerlo en menos de media hora. Y estas prisas no juegan a favor del film, que acaba dando síntomas de tratarse de un film menor, como si de una película directa a DVD se tratara a pesar de los juegos visuales de cámara lenta de Sommers y unos efectos especiales que sin ser demasiado llamativos si que cumplen a la perfección.
Lo que si que consigue Sommers de manera efectiva es traspasar de manera efectiva a la película es ese tono alegre, amigable y simpático de la novela, sobre todo en lo referente a la relación de Thomas con todo el pueblo y en concreto con su novia Stormy, cuyos diálogos entre los dos son frescos y divertidos. En una época en donde parece que se aprecia más la oscuridad en las películas que otra cosa, es bueno que Sommers haya mantenido el tono desenfadado y ligero de la novela.
Sommers asume riesgos y deja patente un par de cosas que el autor en la novela no llega a atreverse a confirmar y tan solo insinúa dejando al lector que saque sus propias conclusiones, la primera es que lo Bodachs son capaces de meterse en un cuerpo humano y alterar su comportamiento, y la segunda es el status entre las criaturas y nuestro protagonista, no quiero decir mucho más para no spoilearos nada.
Si el film funciona es en parte también debido a su protagonista, un Anton Yelchin que ya vimos en el remake de Fright Night y como Chekov en Star Trek, que demuestra que es un joven actor con talento y mucho que decir en el futuro, la joven y prácticamente desconocida Ashley Sommers ya no me convence tanto, pero al menos la pareja funciona en sus momentos más divertidos, y claro, no hay que olvidar a un Willem Dafoe cuya solo presencia ya impone y aumenta el nivel varios enteros.
En definitiva, Sommers realiza un gran trabajo adaptando al libro teniendo en cuenta la limitación de tiempo, se pierden cosas por el camino pero en esencia la trama es la que es, y sobre todo, y lo más importante, es que sabe llevar el tono ligero de la novela a la gran pantalla sin que por ello se resienta la película, sino más bien al contrario, haciendo el film divertido y ameno. Lo malo es que esto se tome como un film menor cuando en realidad me parece uno de los trabajos más coherentes de Sommers de los últimos años.