Joss Whedon es un claro ejemplo de figura mediática catapultada por una avalancha de frikis que han hecho de la camiseta Joss Whedon is my Master toda una declaración de intenciones. Whedon consigue fama a partir de Buffy Cazavampiros, una serie que fue creciendo temporada a temporada y que luego vio expandido su universo con la serie Angel. Whedon probó suerte más tarde con Firefly, serie que ya nació maldita y que no pasó de media temporada, pero que de manera inexplicable, a no ser que creamos en la fuerza en internet de los fans, consiguió película propia para cerrar su trama. Fue la primera incursión en cine del director, que partía de material propio y ya conocido, y que se saldó con un film de ciencia ficción animado, divertido y épico.
Whedon sigue en televisión con Dollhouse, después de hacer esa pequeña maravilla que es Dr. Horrible’s Sing-Along Blog, serie que dura tan solo un par de temporadas. Whedon no tiene suerte con los proyectos televisivos, pero entonces le ofrecen la gran perla del universo Marvel, dirigir la película de Los Vengadores. Una apuesta arriesgada ya que si bien por un lado contaba con el beneplácito de los fans que lo adoran, no tenía la suficiente experiencia en cine como para hacer frente a un proyecto tan arriesgado como era hacerse cargo de este film que reunía a los mejores superhéroes de la Marvel. Y Whedon consigue salir airoso y filmar una de las mejores películas de superhéroes hechas hasta la fecha, consiguiendo un perfecto equilibrio entre todos los personajes y con la suficiente dosis de acción y aventuras para satisfacer al más exigente de los fans.
Whedon ya ha firmado para la secuela , como era de prever, y la consecuencia directa de todo esto es el film que ahora nos ocupa, un capricho del director rodado entre amigos en un par de semanas y que adapta de manera literal la obra escrita de Shakespeare pero en un entorno contemporáneo. En blanco y negro, y sin salir prácticamente de una casa, la primera sensación al oír a los actores recitar los textos originales es de una extrañeza suprema y que incluso puede llegar a rozar el ridículo. Pero una vez vamos entrando en materia y acomodándonos al curioso planteamiento que nos sugiere su director, es inevitable rendirse ante la original propuesta gracias al buen hacer de los actores que en todo momento soportan estoicamente el peso de sus acciones y sus diálogos y que los saben llevar a buen puerto.
Con Much Ado About Nothing, el director se aleja del fandom que le ha visto crecer, no hay superhéroes aquí, ni heroínas que cazan vampiros, ni siquiera hay naves volando por el espacio, nada de nada, tan solo una obra clásica rodada de manera muy personal, actualizando el entorno pero dejando claro que la obra es atemporal, con lo que no hace falta ni siquiera tocar los textos originales ni adaptarlos, sirven sobradamente.
El blanco y negro ayuda a darle ese toque de clasicismo que pide la obra, ayudando a que el desfase de imágenes y diálogos no sea tan evidente, disfrazando un poco la puesta en escena. Whedon se rodea de actores a los que conoce bien en bastantes casos. Empezaremos por Amy Acker (Beatrice), actriz que ya aparecía en Angel, pero que descubrimos mucho más en Dollhouse como la doctora con la cara marcada y que el año pasado era una secundaria más en The Cabin in the Woods. Alexis Denisof (Benedick) también es de la época de Angel, y Whedon también contó con él para Dollhouse y para Los Vengadores, donde puso la voz a The Other. Que podemos decir de Clark Gregg (Leonato), sin duda uno de los rostros más reconocibles dentro del actual universo Marvel cinematográfico y ahora televisivo, el agente Phil Coulson. Reed Diamond (Don Pedro), otro que estuvo en Dollhouse, igual que Fran Kranz (Claudio), y al que también vimos en The Cabin in the Woods. Sean Maher (Don John) me parece que es el único de la época de Firefly junto al imprescindible Nathan Fillion (Dogberry). Ashley Johnson (Margaret) también aparecía en algún capítulo de Dollhouse y en Los vengadores en un pequeño papel, e incluso Riki Kindhome (Conrade) aparecía en un capítulo de Buffy.
Como podéis ver se trata de prácticamente una reunión de amigos para rodar una película en pocos días bajo la batuta del Joss Whedon, un hombre que ha sabido labrarse un futuro poco a poco y que ya tocaba que irrumpiera de la forma que lo ha hecho en pantalla grande, tanto en blockbusters como Los Vengadores como en pequeño formato con este Much Ado About Nothing, una curiosa propuesta que bien merece la pena le deis una oportunidad.
2 comentarios
La vi ayer, desde luego que vaya rareza se marcó Whedon. No entiendo mucho por qué le daría por esto con la libertad creativa y de presupuesto que le podemos presuponer tras Avenger, pero la verdad es que se ve bastante bien. Eso sí, el contraste entre texto clásico y contexto actual es un mindfuck total. Cuanto menos curiosa.
Pues si, lo más curioso es ese choque entre el texto clásico y la contemporaneidad de la puesta en escena, algo que se suaviza bastante con el blanco y negro.