Tras dirigir hace un par de años la serie de televisión Devs, Alex Garland regresa al largo con un proyecto de lo más personal y alejado de la faceta más tecnológica y de ciencia ficción que le ha caracterizado hasta la fecha. Con su tercer film, Garland nos cuenta una fábula oscura y tenebrosa sobre la mujer y la carga de culpabilidad, que ya lleva encima desde el principio de los tiempos, al que hace referencia Garland nada más empezar la cinta con la manzana.
Men nos cuenta como una mujer que acaba de perder a su marido alquila una vieja casa en la campiña inglesa para desconectar. Poco a poco iremos conociendo las particulares causas del fallecimiento de su pareja y como ese sentimiento de culpa se ha instaurado en su interior por lo sucedido. Todo parece ir bien hasta que una presencia masculina empieza a acecharla.
Jessie Buckley y Rory Kinnear son los dos protagonistas del film, y los dos realizan unas actuaciones sobresalientes, tanto Jessie como sufridora mujer que tendrá que enfrentarse a sus miedos y recuerdos más oscuros, como Kinnear, que interpreta a todos los hombres que aparecen, consiguiendo que todos tengan su propia manera de ser y de hablar. Estos hombres representan una parte de la voz de la conciencia de Harper y se encargarán en sus conversaciones con ella de sacar a luz su culpabilidad y responsabilidad en la muerte de su marido, o de sacar a relucir su paranoia y sus temores.
Si las actuaciones son uno de los platos fuertes de la cinta, la dirección de Garland y sobre todo de su uso de la música es otro de ellos, como juego con los ruidos y los sonidos, con la banda sonora, es una delicia. Garland se atreve con un tramo final que no dejará indiferente a nadie, desde luego visualmente es una proeza entre desagradable y onírica, sangrienta y pasada de rosca, tan desconcertante como fascinante.
Men es uno de esos film que descoloca en su momento pero que va ganando enteros a medida que va reposando y vas asimilando todo lo que Garland ha querido mostrar y de la manera que lo ha hecho. Men es una película valiente y atrevida que en una medida más modesta me ha recordado a Mother de Aronofsky, lo cual ya dice bastante de ella.