No he entrado en Magic Magic, reconozco sus méritos y su esfuerzo por ofrecer algo diferente, su original enfoque dentro del género del terror, pero la lentitud de la propuesta, su poca determinación a la hora de definirse dentro de un género concreto y que igual yo no estaba muy receptivo, todo hay que decirlo, o que esperaba otra cosa, la cuestión es que la película en su tramo final me ha acabado por aburrir a pesar de su giro final.
En Magic Magic, la nueva película de Sebastian Silva, tiene el aliciente de ver a dos de las grandes actrices jóvenes del momento como son Juno Temple y Emily Browning, ambas me encantan y Temple, prácticamente protagonista absoluta, realiza una actuación de nuevo memorable, no tanto Browning cuyo papel es mucho más secundario. También encontramos en la cinta a Michael Cera, que una vez más vuelve a interpretar a un adolescente capullo y repelente, incluso mucho más de lo que nos tiene acostumbrados.
Temple es Alicia, una joven americana que llega a Chile de vacaciones donde se encontrará con su prima Sarah (Browning), que vive allí. Junto a su prima, el nuevo de esta, Barbara y un amigo americano que también vive allí llamado Brink (Michael Cera). Juntos se dirigen a una cabaña en una parte alejada de las ciudades para pasar unos días, pero a medio camino Sarah recibe una llamada y tiene que irse, dejando a Alicia sola con tres personas que no conoce. Alicia es tímida y apocada, y no se encuentra a gusto con esas personas a las que no entiende cuando hablan en castellano, y cuyo comportamiento y manera de divertirse no comprende. Tras un extraño e incómodo viaje, llegan a la casa donde se alojaran, en medio de una isla sin casi vecinos. Alicia se siente cada vez más y más extraña, más y más fuera de lugar entre las bromas de los chicos y la indiferencia de Barbara, quien tan solo ha venido para estudiar y pasa de todo.
Aunque Alicia no se siente integrada con sus compañeros, su comportamiento no deja de ser cada vez más errático, le cuesta dormir por las noches, e incluso tras la llegada de Sarah la cosa está lejos de mejorar, sino que parece que cada vez va a peor.
Sin duda lo mejor del film es Temple, su retrato de una joven tímida a la que le cuesta integrarse, a pesar de sus intentos por caer bien es muy loable, su mirada perdida, el terror que siente, su pánico, consigue transmitir todas esas sensaciones, pero por el contrario, su personaje se me hace cansino a la larga, sus contradicciones y su manera de hacer.
Silva hace un intento de realizar un film de terror lejos de los convencionalismos, y realmente lo consigue con muy poco, con miradas, con situaciones que podrían ser cotidianas pero que el director lleva al límite, cualquier situación es una excusa para incomodar al personaje de Temple, una salida a pasear, un encuentro con un perro, con un caballo, saltar de una roca al mar, etc. Pero por otro lado parece que el film no va a ninguna parte y aunque al principio me intriga, me acaba cansando y desconecto después de una hora en donde no se a donde me quiere llevar, y cuando llega ese momento estoy tan fuera que ya no me interesa. Pese a todo, le reconozco el esfuerzo y ciertas partes del film donde el terror y el pánico no viene dado por asesinos ni por monstruos, si no por acciones normales del día a día, y por como una persona puede sentirse fuera de lugar y sentir que no encaja con su entorno, sentirse desplazada y sentir más terror y desesperación que con cualquier otra amenaza.