Llaman a la Puerta es el nuevo trabajo de M. Night Shyamalan, un director que empezó su carrera muy fuerte con títulos que son hoy día imprescindibles y cuyo paso a las grandes producciones no fue tan bien se esperaba. Por suerte, desde hace unos años ha vuelto a películas más pequeñas, y aunque no ha logrado igualar sus inicios, si que nos ha estado ofreciendo películas en su mayoría bastante notables, y este ultimo trabajo no es la excepción, un film con pocos actores y una única localización del cual el director sabe extraer buenos resultados.
Basado en la novela de Paul Tremblay, la cual no he tenido el placer de leer, con lo que no podré comparar, partimos de una premisa muy potente, en la que una niña y sus padres que están de vacaciones en una cabaña apartada en el bosque se encuentran con cuatro desconocidos que los toman como rehenes y les proponen una difícil elección que deberán tomar para salvar al mundo del apocalipsis.
La premisa tiene mucho potencial, pero este tipo de propuestas hay que saber mantenerlas durante todo el metraje, y Shyamalan juega con ella muy bien, manejando la tensión y poniendo la duda en el espectador en todo momento sobre lo que está pasando y en lo inverosímil de la situación. El film nos presenta la home invasion más amable que hemos visto, con unos personajes que se ven obligados a llevar a cabo una misión que no han pedido pero en la que inevitablemente han llegado a creer y a convencerse de su imperiosa naturaleza.
Hay que destacar a unos actores que cumplen muy bien sus respectivos papeles, sobre todo un Dave Bautista que hasta ahora habíamos visto como héroe de acción y que demuestra que como actor es capaz de mucho más. A todo esto le sumamos una resolución coherente y consistente que huye del giro ridículo y sonrojante al que se ven abocados muchos films de estas características, y algunas impactantes imágenes que se muestran a través del televisor que funcionan muy bien.
Llaman a la Puerta parecerá un film sencillo, pero no es nada fácil mantener el ritmo y la tensión de su original propuesta inicial, y Shyamalan lo hace muy bien dentro de las posibilidades que ofrece su desarrollo, con algunos momentos muy logrados, y se agradece un final sin artificios ni rocambolescos giros, que era por ejemplo algo que sobraba en su anterior trabajo Old.