Crítica: Lisa Frankenstein
Lisa Frankenstein es el debut de Zelda Williams en la dirección, una comedia de terror con reminiscencias a la famosa novela de Mary Shelley que ha contado con guion de Diablo Cody. La acción nos sitúa al final de los 80 donde Lisa no es que sea la chica más popular del instituto, al contrario que su hermanastra animadora. Lisa es una joven con gustos un tanto peculiares que no encaja con el resto que una noche ve como el cadáver de una tumba que suele visitar resucita y aparece en su casa.
Zelda Williams, hija del fallecido actor Robin Williams, nos ofrece una comedia de lo más vistosa y colorida, en la que Lisa encontrará en el cadáver recién aparecido un confidente que le dará confianza y seguridad, y se verán envueltos en una cuantas muertes que ayudarán a esta especie de zombi a completar su maltrecho cuerpo.
Kathryn Newton, conocida por su papel de la hija de Ant-Man en el universo Marvel, se va apoderando de la película poco a poco a medida que su personaje va evolucionando y creciendo, con un vestuario gótico que la pone a la altura de la Madonna de la época. Destacar también el papel de Cole Sprouse como la criatura renacida que sabe conectar muy bien con el espectador sin mediar palabra.
Lisa Frankenstein empieza con unos maravillosos títulos de crédito animados que sirven a modo de prólogo para explicarnos la historia del chico de la tumba y como acabó allí, y la película está llena de detalles y referencias, algunas muy evidentes como Viaje a la Luna o a la ropa de Madonna con su protagonista, y otras no tanto, además de una banda sonora de música indie de la época muy lograda.
Lisa Frankenstein es una comedia bastante simpática con un toque de mala leche que igual se queda algo corto y con un aspecto visual entre lo gótico y lo colorido que le da un toque de personalidad, pero no llega a destacar ni a ser una cinta reivindicable, veremos que es capaz de ofrecernos Zelda Williams en el futuro.
