Han pasado ya 12 años desde que Peter Jackson nos traje de vuelta a King Kong en un nuevo remake del clásico cargado de aventuras y que nos ofrecía una versión digital y modernizada de la mítica criatura. Ahora llega Kong, que se desmarca de la historia clásica del mono gigante para centrarse aun más si cabe en la aventura y la acción, como lo hacia la de Jackson en su primera mitad pero distanciándose de esta tanto en el aspecto del monstruo como en su entorno.
La película nos lleva, tras un prologo colosal, hasta el año 1977 justo al final de la guerra de Vietnam, donde se empieza a fraguar una expedición hasta una remota isla formando un grupo de lo más variopinto de científicos y militares. No habrá que esperar mucho para la llegada a la isla y que empiece el desmadre, con una apabullante escena que puede que sea de lo mejor que vamos a ver este año en efectos especiales, y eso que acaba de empezar.
Kong nos ofrece aventura de corte clásico, con un grupo de hombres en medio de una isla en donde aparecen amenazas por todos lados, monstruos y criaturas gigantescas mortales que en algún caso son muy deudoras de la serie B más casposa, pero claro, con un gran presupuesto para disfrute del espectador. Aunque aparecen varios monstruos, al final me queda la sensación de que no he visto un gran despliegue de criaturas, echando en falta una mayor variedad que no solo insectos de gran tamaño. Y algo que tampoco me acaba de convencer son el diseño de los monstruos con los que lucha Kong, una especie de lagartos de dos patas y cabeza de hueso que me parecen bastante sosos.
No hay un único gran protagonista en Kong, que tiene un reparto muy coral y con grandes nombres, eso hace que no caiga el peso de la cinta sobre ninguno de ellos en especial, pero por otro lado tiene la pega de que desperdicia a actores de renombre en papeles secundarios sin dar mucha profundidad a ninguno. Esto, de todas maneras, no supone un gran problema, es más, casi lo prefiero así y todo, cada uno tiene sus buenas escenas y la película no se resiente en absoluto.
Todos sabemos que el ejército americano va siempre acompañado de su buen fusil… y de su tocadiscos, un recurso como otro cualquiera que aprovecha el director para ir metiendo música de los 70 como banda sonora a todo momento. Como tal, quizás sea un poco forzado, pero vaya, no seré yo quien le ponga un pero cuando lo que vamos a ver son criaturas gigantes dándose de leches entre ellas. Hay mucho humor en el film, sobre todo por parte de John C. Reilly, pero es tan bueno que no te importa lo más mínimo que su personaje sea algo ridículo, y tiene en contraposición varios puntos de humor negro bastante inesperados, como la muerte de cierto personaje al final que es de lo más absurda.
Kong no puede, ni quiere, evitar que en su tramo final todo se vuelva algo más convencional, todos sabemos como va a acabar esto, con un gran enfrentamiento final, y por mucho que sea un poco como salido de la nada y sin venir muy a cuento, el grado de disfrute ya está tan arriba y la escena es tan bestial que poco importa, es más, lo estamos esperando con ganas. Lo mejor de todo es que esto es solo un preámbulo de lo que está por venir, como podremos comprobar en la escena post-créditos, con lo que de seguir en esta línea nos espera una buena ración de cine de aventuras y de monstruos en un futuro que estamos deseando no tarde demasiado.