Joe es el último trabajo que nos llega de David Gordon Green, director últimamente de comedias como Superfumados, Caballeros, princesas y otras bestias, pero que también ha flirteado con el drama en otras ocasiones anteriormente como en Snow Angels o All the Reals Girls. Ahora, el director nos ofrece otro de estos dramas vestido de cine independiente con un Nicolas Cage de protagonista en un papel capaz de devolvernos al mejor Cage de sus inicios.
Ambientada en la América más profunda, el film nos presenta a Joe, un hombre que intenta vivir su vida pacíficamente y sin problemas, pero claro, en un entorno donde la violencia está a flor de piel y en donde la miseria y lo peor de la raza humana es lo más habitual, no será fácil. Joe es el típico antihéroe que ya conocemos de sobra en el cine, un tipo alcohólico, fumador, que frecuenta el prostíbulo, pero que por contra no deja de ser una persona que intenta siempre que puede ayudar a sus amigos y al que lo necesita. Se podría decir que a pesar de sus defectos, Joe es un buen hombre, menos cuando intentan molestarlo, en cuyo caso tiene un pronto incontrolable de rabia que es el culpable de meterle en algunas situaciones comprometidas.
Joe conocerá a Gary, un joven de 15 años que acaba de llegar al pueblo con una familia desestructurada y sin dinero, con un padre alcohólico y con tendencia a tener la mano floja. Joe dará trabajo al chico y no tardará en encariñarse y volverse como un padre para él. La relación entre ambos está bien trabajada, con tiempo y sin prisa, en este aspecto Gordon Green lo soluciona bien, pero por contra, al film le cuesta mucho arrancar, se toma demasiado tiempo en presentarnos con todas las consecuencias a Joe, como vive y como se relaciona con su comunidad. Poco a poco el film va cogiendo entereza y encaminándose hacia esa amistad, o más bien protección de Joe frente al chico, a la vez que asistimos a como los problemas que ha ido esquivando Joe hasta la fecha parecen finalmente ir directos a por él.
Ya he comentado el buen papel de Nicolas Cage en el film, me atrevería a decir que el mejor de los últimos años en su carrera, sin aspavientos ni giños ni sobreactuaciones, un Cage muy moderado incluso en sus ataques de rabia, donde es capaz de evitar incluso su particular cará de loco que le hemos visto a menudo. Pero no solo Cage lo hace estupendamente, sino que también Tye Sheridan, esta joven promesa que ya vimos en Mud, película que muchos se empeñan en comparar con está, vuelve a regalarnos una gran actuación sin ningún pero.
Al cine independiente norteamericano ya le gustan estos dramas que muestran lo peor que tienen, pero que siempre tienen un halo de esperanza, siempre acaban mostrando algo bueno entre tanta pobreza y miseria, entre esta gente poco culta de la América sureña a la que le cuesta menos coger una pistola que intentar llamar a la policía, que la violencia, la venganza, es el pan de cada día. Joe tiene además un aire de western moderno que le viene muy bien, pero no deja de dar la sensación de ser un producto demasiado manufacturado, con todos los elementos posibles para gustar sin salirse de unos cánones establecidos ya por la industria del cine más indie.