Crítica: Good Boy

Crítica: Good Boy

Llega a Filmin la película noruega Good Boy, un thriller de terror que nos presenta a Christian, un joven guapo y rico, y a Sigrid, una atractiva joven que estudia psicología. Ambos se conocen en una aplicación de citas y quedan para tomar algo. La cosa funciona tan bien que la noche acaba con los dos en la cama de la gran casa de Christian. La sorpresa vendrá por la mañana, cuando Sigrid descubre que la mascota de Christian es en realidad un hombre disfrazado de perro.

A pesar de su espantada inicial, Sigrid siente curiosidad y vuelve a quedar con Christian, y de paso también con Frank, el hombre disfrazado de perro y que actúa como tal. Se inicia aquí lo que bien podría ser una comedia romántica típica de chico conoce chica, pero que siempre está sobrevolada por esa inquietante presencia del perro humano y la constante necesidad de normalizar algo que resulta tan extraño y perturbador.

Aquí, el film juega con la ambigüedad y toma aires de película de Cronenberg al explorar la condición de Frank, pero se acaba precipitando hacia un desenlace que ya juega en terrenos más habituales del terror, dejándonos por el camino no pocas lagunas de guion sobre la situación de Frank. Vale que durante un rato sabe jugar con la tensión del momento en unos minutos incómodos, pero su tramo final resulta un tanto decepcionante.

Todo parece estar supeditado a esa escena final, que vale que funciona bien como cierre y resulta estremecedora, a la vez que divertida, pero es una lastima que con una base tan bien plantada de inicio se acabe desarrollando todo finalmente de una manera tan tosca y fácil. Lo mejor de todo es que dura tan solo una hora y cuarto, y que hasta llegar a su tercio final el film funciona muy bien.

Puntuación
14out of 5

3.5

3.5 out of 5
Merece la pena

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