Netflix estrenaba este pasado viernes la primera parte de la trilogía de terror Fear Street, que nos llevará a conocer los entresijos de una maldición en el pequeño pueblo de Shadyside, en donde se producen los asesinatos más violentos en Estados Unidos, una lacra que afecta a su comunidad cada cierto tiempo. Así que la trilogía empieza en el año 1994, con un buen prólogo que ya es una primera referencia, de las muchas que veremos a lo largo de su metraje.
Esta primera parte nos presenta a un grupo de estudiantes de instituto tras el brutal asesinato de varias personas en un centro comercial y como tras un desafortunado accidente, empezarán a ser perseguidos por una serie de asesinos que intentarán darles caza. De esta manera descubrirán que la maldición del pueblo no se trata solo de una leyenda, sino que es real, y que ahora se han convertido en el objetivo de la bruja de la que hablan las historias.
Leigh Janiak, la directora de la estupenda Honeymoon, se ha encargado de dirigir estas tres películas y hemos empezado por la última cronológicamente hablando, un slasher con aires de los 90 en el que no se pierde ocasión para meter canciones de sobras conocidas por todos, y un sinfín de referencias y homenajes a los clásicos del terror bastante evidentes en su mayoría. Janiak además aprovecha para reivindicar el amor entre mujeres y no olvidarse de los frikis de internet en sus más tiernos inicios.
Esta primera parte es claramente un slasher con tintes sobrenaturales que se encarga de crear su propia leyenda, pero es más un film de aventuras y misterio que de terror propiamente dicho, a pesar de que no renuncia a tener unas muertes contundentes y sangrientas, y la verdad es que le siente muy bien ese tono juvenil y desenfadado, que a estas alturas innovar en el slasher de terror es toda una osadia cuando ya está todo dicho.
De todas maneras, se avecina una segunda parte ambienta en 1978 y en un campamento de verano en la que quizás la faceta se slasher sea más pronunciada, pero eso lo comprobaremos este viernes.