Every Time I Die es el debut en la dirección de Robi Michael, un thriller con tintes fantásticos con una muy buena factura y una buena dirección que a pesar de tener algunas pegas, acaba dejando buen sabor de boca.
La película se centra en Sam, un joven paramédico que tiene una relación en secreto con Mia, la hermana de la mujer de su compañero de trabajo, que está casada con un soldado del ejercito que ha estado un año fuera. Pero ahora, su marido vuelve a casa y todo se irá al traste. Mientras que Sam intenta recuperar a Mia, empieza a tener lagunas de tiempo en las que despierte en sitios a los que no sabe como ha llegado.
El compañero de trabajo de Sam los invita a todos a una casa apartada en un lago para celebrar su cumpleaños, y allí será donde todo empieza a volverse raro. Sam intenta que Mia vuelva con él, pero su marido no va a dejar que eso suceda, y es cuando los acontecimientos se vuelven trágicos.
Every Time I Die se toma su tiempo para presentar a los personajes y la situación que más o menos os he contado, y no es hasta media película que da paso a la acción y donde entramos de lleno en el thriller y en el apartado más fantástico. Además de todo lo que lleva encima, Sam vive atormentado por el recuerdo de su hermana pequeña muerta cuando tenia seis años, con lo que tenemos un personaje de lo más complejo y una situación un tanto de novela romántica que creo necesita de una larga presentación, yo por este lado no me quejo.
Pero el film acaba dando muchas vueltas sobre lo mismo, insistiendo en algunos temas quizás más de lo necesario, y lo peor de todo, es que peca de trascendente cuando en realidad lo que nos cuenta no parece serlo tanto. También hay que sumarle que hay algunos giros de guión algo forzados, sobre todo en lo referente al marido de la chica y en las acciones que acaba llevando a cabo, que acaban siendo un poco exageradas y salidas de madre.
Pero como digo, al final de todo, la explicación es convincente y este viaje toma un sentido bastante satisfactorio, que en películas así a veces es la parte que más cuesta encajar dentro del todo, y en este aspecto, se nota que la película está muy bien pensada para llevarnos a ese desenlace final.
En definitiva, tenemos un buen film que incluso con unos actores un tanto limitados y con un tono algo pretencioso, funciona muy bien, con dos mitades bastantes distintas pero que se complementan formando un todo de lo más coherente.