Hay películas que nacen para ser odiadas, y eso es precisamente lo que le ha pasado a Dioses de Egipto, de la que no se sabía prácticamente nada hasta que hace unos meses apareció si primer tráiler que no tardamos todas, un servidor incluido, en poner de vuelta y media por la mala pinta que tenia. Y eso que Dioses de Egipto venia dirigida por Alex Proyas, que vale que ya ha demostrado que no es el mismo que nos maravillo con El Cuervo o con Dark City, pero que siempre uno espera algo bueno de él, además cuenta con un buen reparto encabezado por el conocido Nikolaj Coster-Waldau de Juego de Tronos y por Gerard Butler, y se acompaña con algún que otro secundario de lujo como Geoffrey Rush o Bryan Brown, con lo que debería al menos tener el beneplácito de la duda, pero ni eso, nos la cargamos antes de tiempo.
También hay que apuntar que es un género, el de aventuras mitológicas de época, que no es que esté muy en auge, y que quizás estamos más acostumbrados en el cine a jugar con los dioses griegos que con los egipcios, aunque su mitología pueda ser igual de rica en ambos casos. Pero una vez vista, Dioses de Egipto no es ni mejor ni peor que otras películas recientes similares como pueden ser Furia de Titanes o Immortals, el problema que ha tenido es que no nos la han sabido vender bien, no ha tenido una buena campaña de marketing y sus avances en forma de tráiler más que convencer o dar ganas de ir a verla, han causada todo el efecto contrario.
La realidad es bien distinta, Dioses de Egipto es una desenfadada aventura de principio a fin bastante disfrutable si uno es capaz de dejarse llevar y entrar en el juego que nos propone Proyas, que basándose en la mitología egipcia crea sus propias reglas y su propio mundo, impresionante la escena en que descubrimos que la Tierra es plana, desde luego se han atrevido con todo. Hay un gran trabajo de diseño y producción detrás, tanto en vestuario, como en escenarios, como en efectos especiales que desemboca en un espectáculo visual rico y potente a la vez que cargante y asfixiante, aquí ya depende del grado de disfrute de cada uno con el exceso.
La trama en si es lo de menos, aquí lo que importa es ir avanzando a base de ir superando pruebas, de ir luchando contra monstruos cada vez más grandes y de ganar siempre por pura suerte, hasta se ríen de ello en una escena, esto nos da una idea de que hay que tomarse el film como lo que es, una aventura sin pies ni cabeza pomposa pero con un ritmo frenético que no para casi en ningún momento.
Quizás es que las expectativas eran ya de por sí bajas, pero la verdad es que he disfrutado bastante de Dioses de Egipto, que al menos es un blockbuster original, siempre nos quejamos de que solo nos llegan secuelas, reinicios de viajas sagas o superhéroes, con lo que hay que agradecer al menos el intento de ofrecer algo distinto y novedoso, los dioses egipcios se pueden prestar perfectamente a este tipo de reinterpretaciones, así como los romanos, que hasta ahora no han sido muy aprovechados en el cine, no tanto como los griegos, aunque visto el resultado, creo que se cerraran muchas puertas a futuras películas de este estilo.