Crítica: Detention

Cogemos las comedias de adolescentes de John Hughes y las mezclamos con el slasher al más puro estilo Scream, y no contentos con eso, añadimos un toque de ciencia ficción, extraterrestres, mutaciones, cambios de cuerpo y viajes temporales en una coctel tan improbable como sugerente a medio camino entre la parodia más descarada y el cine de autor, con un toque de absurdidad a la que ha que dejarse arrastrar y con una exquisita ridiculez a la que es imposible sucumbir.

Empezamos con una genial intro que ya deja bien claro el tono que va a tener la cinta y se nos presenta al enmascarado asesino, una especie de imitador de una famosa película de ficción que aparece en el film. Seguimos con una impresionantes y originales títulos de crédito y ya podemos decir que se nota aquí que su director Joseph Kahn viene del mundo publicitario por sus acertados apuntes visuales. El director que se estreno con Torque: Rodando al Limite y que ha estado haciendo hasta la fecha videos musicales para gente como Britney Spears o Blink 182 se desata del todo con esta cinta que da rienda suelta a sus inquietudes más frikis con su delirante argumente y que además está plagada de continuas referencias a los 90, tanto musicales como cinéfilas, algún cameo y una banda sonora a la altura.

La historia del asesino con la que empieza el film se va complicando con historias dentro de historias, a cada cual más disparatada, para acabar haciendo homenaje a regreso al futuro, que es uno de los muchos films de los que Kahn ha mamado para sacarse de la manga esta genialidad tan inclasificable como adorable.

El film gira alrededor de Riley, una inadaptada a la que parece que nada le sale bien, su mejor amigo Clapton, del cual está secretamente enamorada está saliendo con su amiga Ione, y para colmo empieza a ser acosada por un misterioso asesino en serie pero nadie la cree. El film está lleno de personajes carismáticos, cuidados hasta el detalle en una trama cuidada al detalle que no acaba dejando ni un solo cabo suelto.

Detention fue una de las películas que me acabé perdiendo el año pasado en Sitges, una autentica joya que ahora lamento no haber visto, pero que pasó bastante desapercibida entre tanta programación y que vale la pena recuperar porque el film se lo merece.