Regresa después de 8 años David Cronenberg con nuevo largo, y esta vez supone todo un retorno a sus orígenes, a su cine más visceral y provocativo con esta Crímenes del Futuro, que a pesar de las ganas que le tenia, se me queda un poco a medias debido sobre todo a la forma en que está enfocado, pero ya me explico luego en detalle.
Cronenberg empieza fuerte, con una escena bastante inquietante y dura de ver, que luego tendrá bastante que ver con la trama central. Pero el film se centra en Saul Tenser, una artista que se dedica a realizar performances donde su compañera, Caprice, le extirpa nuevos órganos internos que ha desarrollado. El director vuelve a tirar de elementos orgánicos para recrear una nueva tecnología, como ya pasaba en eXistenZ o en la imprescindible Videodrome. Se nos presenta además, un mundo en el que se ha erradicado el dolor, lo que ha generado una nueva obsesión por la cirugía, una nuevo fijación por infringir cortes a los cuerpos como una nueva forma sexual de encontrar placer, lo que me ha remitido inevitablemente a otra imprescindible, Crash, y su paralelismo con la enfermiza manera de excitarse en el film a través de los accidentes de coche.
Desde luego que Cronenberg no ha perdido su capacidad transgresora y provocativa, hay imágenes y escenas incómodas y perturbadoras en Crímenes del Futuro, aunque también hay algunas un tanto ridículas, esa silla digestiva es una de ellas. Cronenberg nos habla sobre la evolución del ser humano y la fascinación de sus personajes por el tema, del vía crucis del artista y su entrega por su obra, para acabar redondeando todo con un mensaje ecologista un tanto fuera de lugar.
Pero el mayor problema que le encuentro al film es su falta de ambientación global, todo sucede en lo que parece un viejo pueblo, siempre de noche y en casas viejas y destartaladas, casi siempre en interiores. No tenemos constancia del entorno en que sucede lo que nos cuenta por mucho que sus implicaciones quieran ser muy trascendentes sobre la humanidad, todo parece pequeño e insignificante. Como esas performances con 4 gatos en las que tampoco queda demasiado claro su repercusión ni su importancia en el resto del mundo. Todo parece indicar que se ubica en un incierto futuro un tanto post-apocalíptico, pero no acaba de concretar nunca un entorno en el que ubicarnos, y eso es lo que hace que me cueste tanto conectar y apreciar en su justa medida todo lo que sucede.
Tenemos también una actuaciones un tanto peculiares, un Viggo Mortensen aquejado por su obra que le provoca un profundo malestar y que va siempre vestido como un ninja que muchas veces roza la parodia. Mejor paradas salen las chicas, una convincente como siempre Léa Seydoux como su compañera y una Kristen Stewart un poco difusa pero que hace que su personaje sea misterioso y de lo más extraño.
En definitiva, encontramos muchas de las características del cine del Cronenberg de sus inicios en Crímenes del Futuro, lo cual me encanta, ya que fue ese cine el que hizo que Cronenberg sea uno de mis directores de cabecera, pero encuentro que la supresión de dotar al film de un entorno en el que ubicar su trama no juega mucho a su favor, con lo que la película se me queda un poco a medias entre lo que me gusta y lo que no.