Paul Solet escribe y dirige Bullet Head, que supone un cambio de registro en su filmografía pasándose al thriller, aunque sin abandonar del todo el terror, el film contiene varios elementos de este aunque no sea esta su principal baza, sino que juega con ella como un mecanismo más en la calculada trama que nos llevará a un desarrollo final bastante previsible, pero no por ello menos funcional.
La historia se centra en tres atracadores que huyen de la policía después de que el golpe que acaban de dar no haya salido como esperaban. Acaban en una vieja fábrica abandonada donde tendrán que esperar a que vengan a buscarlos ya que el coche que traían no funciona. Lo que no esperan es que en esa destartalada nave encontraran una amenaza que hará peligrar sus vidas.
Solet construye un film de personajes, tres hombres de diferentes generaciones bien interpretados por John Malkovich, que aporta la madurez y la experiencia, Adrien Brody, otro experimentado ladrón pero algo más impulsivo aunque fiel a sus amigos, y por último Rory Culkin, el más joven e imprudente de todos, cuya adicción a las drogas les causará más que otro problema. A todo esto le sumamos a un Antonio Banderas en plan mafioso sin escrúpulos y tenemos un casting de lo más acertado que sin duda es de lo mejor que nos ofrece el film.
Bullet Head mezcla diálogos y flashbacks, curiosas las tres historias, cuatro si contamos la de Banderas, que explican los protagonistas y que todas ellas tienen que ver con animales de una u otra manera, con momentos puntuales de más tensión que le aportan al film un buen equilibrio con dosis de acción suficiente para que no decaiga en interés, aunque Solet la verdad es que cuadra un guión que siempre tiene algo interesante que mostrar.
Al final, Bullet Head no deja de ser un canto de amor a los animales en general y a los perros en particular disfrazado de thriller con pocos personajes pero con la suficiente entereza para que funcione y con unos actores que se sienten cómodos en sus papeles y le aportan un plus más.