El especialista en efectos visuales Seth Larney realiza su segundo largo, este 2067 donde se adentra en la ciencia ficción y en los viajes en el tiempo en una ambiciosa premisa que encuentra que su mayor problema reside en los detalles de un guion que no consiguen resolver bien algunas de sus situaciones.
El film nos lleva hasta el año 2067, donde ha desaparecido en la Tierra todo rastro de vegetación y lo que queda de la humanidad se ve obligada a vivir con oxigeno artificial. Ethan trabaja en los túneles junto a su mejor amigo en el mantenimiento del reactor que da energía a la ciudad. Pero un día, le llaman los jefes desde las oficinas y descubre que han inventando una máquina del tiempo que puede viajar al futuro, y que han recibido un mensaje desde 400 años adelanta que dice: envía a Ethan Whyte.
Ethan finalmente aceptará la misión, que realmente tiene mucho que ver con su padre, un físico cuántico que fue en realidad quien ideó la máquina y que falleció 20 años atrás. La máquina llevará a Ethan 400 años adelante, donde encontrará un futuro de nuevo poblado de plantas pero sin seres humanos, y deberá resolver el misterio del mensaje, encontrar la cura a la enfermedad que afecta a la humanidad, y en concreto a su esposa, y además encontrar la manera de regresar con vida.
2067 nos plantea una muy atractiva sinopsis, sobre todo para alguien como un servidor que le encantan las películas con viajes en el tiempo, y durante bastante tiempo aguanta muy bien sus incógnitas y el misterio que crea, e incluso diré que muchas resoluciones que ofrece funcionan, así que ¿donde está el problema?
Pues en el desarrollo de un guion que se encalla en algunos detalles incongruentes, en los diálogos forzados entre los dos amigos protagonistas que hacen que los personajes se desdibujen y en unas actuaciones que no convencen, precisamente por tener que defender algunas escenas entre ellos dos con gritos y acusaciones que realmente no vienen a cuento, toda la relación entre ellos en el futuro está muy mal llevada. Podría dar varios ejemplos de decisiones estúpidas de guion que se podrían haber ahorrado, pero tampoco quiero entrar en spoilers.
Seth Larney pretende ofrecer una película de claro perfil ecologista en la que opta por una banda sonora grandilocuente que pretende darle un toque muy transcendental a todo, cosa que no me molesta, pero es una lastima, que un film que prometía mucho de inicio, se vaya atascando de esta manera en algunos puntos y lo que podría haber sido algo notable, acabe siendo una decepción.
